Síndrome de Estocolmo

Síndrome de Estocolmo, primera parte.

En estos días el trabajo es escaso y hay que cuidar lo poco que se tiene, esto nos lleva a tolerar situaciones incómodas en el trabajo y no denunciarlas.

Yo trabajo en una prepaga al igual que mi esposa, ella trabaja en el archivo médico del sanatorio, al igual que yo tiene un contrato que le exige hacer guardias.

A veces por semanas nos vemos poco si nuestros turnos difieren. Últimamente la note esquiva, molesta, no me quería contar lo que le sucedía, días más tarde estaba super nerviosa, se le caían las cosas de las manos, no me dejaba tocarla.

Harto de verla así, le pregunté que le sucedía, insistí e insistí, hasta que se derrumbo y sollozando me lo contó.

-“El Dr.Soca me violó”-, me dijo.
-“¿Qué?, ¿Juanjo Soca?”-, pregunté indignado.
-“! No lo puedo creer ¡ , ¿ Cuándo pasó?, pensé que era buen tipo, me cuesta creerlo, ¿Hiciste la denuncia?-, le insistí en que lo contara.
-“Hace un mes…quince días…”-, dice ella y no termina la frase.
-“¿No entiendo, quince días o un mes?”-, pregunté confuso
-“¿Porqué no hiciste la denuncia?-, agregue.
-“Me violó dos veces, hace 30 días y hace 15, no hice la denuncia por miedo al escándalo y a perder el trabajo”-, dice ella.
-“¿Qué, qué, dos veces?”-, pregunto, eso era muy raro.
-“Sí abusó de mí en dos ocasiones…sí me cogió a la fuerza en diferentes fechas”-, aclara.

El Dr. Juan José Soca, era un hombre joven unos 32 años, alto, guapo y fornido, muy musculoso debido a su frecuentes visitas al gimnasio, era casado, su mujer era muy bonita yo la conocía. Trabajaba como médico de la emergencia y estudiaba el postgrado de anestesiología.

Mi mujer rondaba ya los 25 años, archivista médico, morocha menuda, 1.60 m, 50 k, vestida con el uniforme de la institución queda muy guapa, es una falda ceñida verde, una camisa corta blanca y sandalias de taco.

Juanjo, tiene la fama de ser jodon, galante con todas las chicas pero de ahí a ser un violador.

Mi mujer respiro hondo, hizo silencio y comenzó a relatarme la historia de su abuso.

-“Juanjo siempre me dijo lo bonita que era, lo decía en público yo lo tomaba como que era broma y le seguía la corriente, diciéndole que el también era muy guapo, no creí que el se lo creyera… un día me zampó un gran beso, no lo golpee pero le dije, -“No te confundas soy casada”-, él me respondió riendo, -“Eso no es problema yo también”-.

Ella guardó silencio, traté de darle ánimos porque creí que era un trago difícil.

-“Sigue, ¿Qué pasó después?”-, le animo a seguir relatando.

-“Una semana después, estando de guardia él y yo, me llama al consultorio, eran las 01:00, el sanatorio estaba muy tranquilo, me dice que le ayude a leer unos historiales de pacientes que no entiende la letra de los colegas, yo voy entro al consultorio, me acerco a las historias depositadas sobre la camilla, cuando hago esto, siento al hombre que me abraza e intenta besarme, grito, -“Noooo”-, él me dice -“shhhh, calla”-, luego me toma de la cintura me levanta y me sienta en la camilla de ginecología, intento gritar y me da un gran sopapo, me asusto, lloro, mientras él me sube la falda, me quita la tanga, me abre la camisa y baja el sostén, me muerde mis tetas y se baja los pantalones, pone mis piernas en los soportes… tengo miedo, siento como algo grande y duro invade mi cuerpo, fuerza mi pepa, me penetra, duele, entra una y otra vez, jadea y me dice, -“! Que rica estás ¡”.

Minutos mas tarde una sensación caliente, húmeda, el tipo acabó dentro de mí, toma del gabinete de medicamentos una pequeña pastilla y me la mete en el bolsillo de la camisa, -“Un Postinor”- me dice, luego se viste cuando lo llaman, yo me limpio su esperma que me chorrea como puedo, me visto, salgo corriendo y me encierro en el archivo, siento aún su leche saliendo de mi haciendo globitos y ruido, mojando mi bombacha”-.

-“No entiendo todavía porqué no le denunciaste”-, le digo, ella continúa su relato.

-“Llegué a casa, furiosa, humillada, violada, aún sentía al hombre sobre mí y con miedo a perder el trabajo si denunciaba, planee mi venganza, iba a ser justicia por mano propia, tomé tu cuchillo de monte, ese grande y afilado el muela, luego durante la semana lo vi al bastardo, agrande su ego y orgullo de macho diciéndole que me había gustado y me dice, -“Mi casa está libre el viernes de 14 a 22, si quieres repetir”, le sonrío y quedamos en ir juntos.

Nadie sabía de esto y me cuidé de que no nos vieran y relacionaran.Ese día me puse un vestido corto ceñido y sexy, con medias y liguero, escondí el cuchillo ahí.

Llegamos a su casa, él prepara unos tragos, me da la espalda, quiero apuñalarlo y deshacerme del cuchillo, después de limpiar la casa de mis huellas, saco el arma la levanto y cuando bajo la hoja, él me vé por el espejo del minibar se dá la vuelta muy rápido y detiene mi mano con el cuchillo, este solo le hace un corte en el hombro, con fuerza me desarma, toma el cuchillo, -“Lindo cuchillo, ¿es de tu marido?, buen gusto”-, me dice y me besa con ganas, quiero morderlo, lastimarlo, pero eso lo parece excitar más, ahora el tiene el cuchillo en sus manos…

Tengo miedo, pánico, blande el cuchillo va a usarlo… es el fin, pero lo que hace es lentamente, cortar mis ropas, primero me corta y quita el vestido, luego el sujetador y la bombachita desaparece, me lleva a su dormitorio, con los restos de las prendas ata mis manos a los barrotes de la cama, quiero gritar y soy amordazada, luego lentamente me quita las medias y ata mis piernas a la cama.

Me observa desnuda con lujuria y perversión.Trato de gritar pero solo un -“Ummggghhh”-, me sale. El se va al baño se quita la camisa con sangre y el pantalón. Luego vuelve, con su herida cubierta, trae una toalla, jabón y unos objetos.

Luego identifico lo que és, ¡ el muy cerdo me va a rasurar mi concha ¡”, me la enjabona y usa la Mach 3 propia, en un rato me ha sacado el bello, me ha dejado como un puta del cine porno. Terminada su tarea me acaricia, juega con mi concha, la abre la mira, la besa, la lame, me masturba con los dedos, gracias a la mordaza no le doy el gusto de gemir pero debo ahogar esas sensaciones que recorren mi cuerpo.

Recorre mi cuerpo con su boca, recorre mi cuerpo con su lengua, mi piel se eriza, mis pezones crecen y ruego, -“¡ Qué no sé dé cuenta, qué no se dé cuenta…sería humillante ¡”-, el tipo se quita el slip y me enseña su verga, grande y parada, corre el prepucio y muestra su gordo glande, juega con su verga en mi vulva, logro mojarme, mi cuerpo me traiciona, luego apunta su pene y profana, sin preguntar me penetra, empuja y empuja hasta el fondo, la siento pegar en el útero, una y otra y otra, sucesivamente, no puedo dejar emitir ahogados gemidos.

Poco a poco, veo que se acerca esa sensación, ¡No la quiero ¡, pero viene sin avisar como una corriente eléctrica, cierro los ojos, retengo la respiración y tengo un monumental orgasmo, intenso, duradero, sin piedad sin cuartel sigue, tengo otro y otro, las primeras gotas de sudor me caen.

El gime me besa el cuerpo y otra vez, esa tibia humedad entre mis piernas que me llena. El sale de arriba mío, va al baño prepara algo y luego se viste, sale y me deja desnuda,atada chorreando su leche de mi concha. Tarda en volver una media hora, vuelve con bolsas, se desnuda, me desata, me toma de la mano y me lleva al baño, esperma chorrea por mis muslos, entramos, el baño está lleno de velas encendidas son aromáticas, en el jacuzzi puso sales de baño, entramos en él, me enjabona, me baña con una delicadeza, sorprendente, pero me da la vuelta me apoya sobre un esquina y me coge por detrás, entre la espuma de jabon, sin mordaza puede escuchar mis gemidos, jadeos y respiración cortada, hasta que un orgasmo intenso me hizo levantar y mover la cola, logrando sacarle a él otra eyaculación de su esperma dentro de mi matriz.

Se quitó de arriba fatigado, salimos y me secó, me sentó en la cama y me puso una tanga, un sostén que el compró, me peino como a una niña, con lápiz labial de su mujer me pintó los labios, me puso un vestido y trajo un vaso de agua con una pastilla, otra vez la postcoito.

Me dijo que subiera a su coche, pensé que venía lo peor, pero para mi sorpresa me dejo a las 20:00 en casa. Me acosté en nuestra cama llorando de frustración.Al otro día pensé que era un sueño pero el picor de mi pubis recién rasurado me recordó que no fue así”-.

-“Te jodió el intento de vengarte ¿pero que hiciste luego?”-, le pregunto, con sensaciones contrapuestas, celos, morbo, envidia, enojo.

Ella continúa con su morboso relato.

-“No perdí la esperanza de vengarme, me encontré con él pero no le dije nada, esperé que el viniera a mí, intentó besarme, dijo de vernos, pero que no intentara agredirlo, se lo prometí, conforme nos vimos en su casa, me dijo, -“Guardé todos los cuchillos”, lo besé, lo seduje, se dejó atar desnudo a la cama, le dije que iba a baño, pero fuí a la cocina y puse una olla con aceite a calentar, se lo iba a tirar en sus partes no iba a coger nunca más, le iba a freír los huevos, pero lo pensé y tuve que reconocer que la anterior vez lo había disfrutado, había gozado como nunca, apagué el fuego, fuí a la cama me desnude enseñándole mi ropa interior sexy, me la saqué bailando frente a él, moviendo sensualmente las caderas, hasta que le paró, entonces monté sobre él, lo jinetee hasta hacerle acabar y seguí hasta que rogó que parará y seguí hasta hacerle gritar, casi lo deje seco, lo bese y me fuí, dejándole atado, desnudo, con su pubis lleno de leche que me chorreo de dentro, mientras gritaba que no le dejara así”-.

-“Supongo que se liberó o lo liberó su mujer”-
-“¿Qué piensas hacer ahora?”-, le pregunto.
-“Tengo sentimientos que no entiendo, por un lado te amo no voy a perderte, por otro lado me gustó cogerme a JJ, soñé y me moje al imaginar los dos dentro mío a la vez”-, dijo ella con sorprendente revelación.

Un bulto enorme, asoma en mis pantalones.

CONTINUARÁ.

Author: Bizarrot

Hombre,hetero,44a

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