Examen oral

A este profesor le gustaba aplicar exámenes orales a todas las alumnas, yo no quise seguirle el juego y fue una mala opción.Ese día me encontraba demasiado nerviosa, sentía que no había estudiado lo suficiente para el examen de Administración; estaba confundida con términos, fechas y demás datos que pensaba no eran importantes en la carrera de Ingeniería.

Total que yo me sentía demasiado insegura para aprobar el examen y ya se acercaba la hora; para colmo, era la ultima clase a las 8:00 de la noche; solo dos horas para resolver un examen del cual no tenia ni idea.

A las 8:00 en punto llegó el profesor; él era delgado, moreno y de estatura regular; viéndolo bien no era feo, sin embargo, caminaba un poco encorvado y la ropa que usaba no lo hacía lucir muy bien.

El profe nos dijo: â??Bueno jóvenes, espero que hayan estudiado; les voy a pedir que salgan todos y se quede…â? dijo el apellido de un compañero que empezaba con A; todos nos quedamos extrañados y nos dijo: â??El examen es oralâ? y van a ir pasando uno por unoâ?. Hijole, pensé, ni chance de copiar; pero lo bueno es que había un poco más de tiempo para estudiar. Como mi apellido empieza con M, supuse que en una hora más o menos estaría yo haciendo el examen. Me fui a otro salón que estaba vacío con dos amigos; una chica y un chico que además eran novios. Les encargamos a los demás que nos avisaran si el profe nos llamaba; nos pusimos a estudiar y más o menos veinte minutos después entró otro amigo a avisarnos que llamaban a mi amiga; me extrañó, pues su apellido empieza con V. Fui a averiguar y me explicaron que el profe estaba tomando un alumno del principio de la lista y otro del final. Eso me daba más tiempo para estudiar, pero lo malo es que sería de las ultimas en salir.

Regresé a seguir estudiando y poco después entró mi amiga, al preguntarle como le había ido, nos comentó que muy bien, que el examen era sumamente sencillo y que no nos preocupáramos. Ella y su novio ya no estudiaron, se la pasaron en arrumacos, abrazos y besos mientras yo me concentraba en estudiar.

Una hora más tarde, mi amigo fue llamado al examen; al irse él, mi amiga se sentó junto a mí y me dijo que ya no estudiara, que el examen era muy fácil; le pregunté que le había preguntado a su vez el profe y me dijo que le hizo cinco preguntas; dos las respondió bien y tres mal. Le dije que entonces iba a reprobar, pero ella me dijo que no, que cuando el profe le dijo que iba a reprobar, hizo cara de tristeza y pucheros como si fuese a llorar; mi amiga es experta en chantajes y además es bastante bonita, así que el profe se conmovió y le hizo dos preguntas más; como mi amiga no las respondiera correctamente, él le insinuó que había otra manera de aprobar; mi amiga entendió y para abreviar, les contaré que el profesor se conformó con una chupadita de ella.

Asombrada le dije a mi amiga que como se había atrevido a hacerlo y ella muy quitada de la pena me dijo que sí, pues nadie los veía y el profe le puso un diez, así que valió la pena. Preferí seguir estudiando; mi amiga se salió del salón a esperar a su novio.

A las 10:15 salí a ver que sucedía, pues no me llamaban y me dio miedo que nadie me hubiese avisado. Pero no, ahí había todavía dos chicos y una chica afuera del salón esperando que el profe terminara con otro alumno.

Diez minutos después el chico salió y entró la chica. Ella no tardó ni cinco minutos; al salir, vi que se limpiaba la boca y entendí que había hecho el â??examen rápidoâ?, que consistía en decirle al profe que no habías estudiado y con una chupadita te aprobaba.

Luego entró uno de los chicos, unos minutos después apareció un señor de intendencia que abrió la puerta del salón y le avisó la profe que estaban a punto de apagar las luces de la escuela; el maestro se levantó y mientras caminaba nos dijo que lo siguiéramos al estacionamiento. Fuimos tras él; al chico que faltaba y a mi nos dijo que esperáramos en una parte alejada de su auto, pero desde donde se alcanzaba a ver el mismo. Estuvo un rato con el chico al que estaba examinando y diez minutos después llamó al otro. Me quedé sola en el estacionamiento de la escuela esperando a hacer el maldito examen.

Faltaban 2 minutos para las once de la noche cuando el último chico se fue y por fin me acerqué al carro del profe a hacer el mentado examen. A los otros dos chicos se los había hecho afuera del carro, a un lado; pero a mi me dijo que entráramos porque hacía frío y aunque era verdad, me extrañó que antes no se metiera al auto con ellos, pero yo lo que quería era acabar pronto, así que entré al auto con él.

Ya dentro del auto, el profe procedió a hacerme las preguntas del examen; la primera y la segunda las respondí bien, pero me equivoqué en la tercera. í?l con un gesto de molestia me preguntó si había estudiado, yo le dije que si, pues había respondido las 2 primeras. Me cambió la pregunta, pero esta estaba más difícil y yo más nerviosa, así que tampoco la respondí bien. El profe se molestó y me dijo que estaba reprobada y yo le pedí que me diera otra oportunidad; el dijo que ya se quería ir y después de mucho suplicarle me hizo otra pregunta, pero con los nervios se me había olvidado todo y de nuevo fallé. Esta vez el cerró los papeles y me dijo que me bajara, que estaba reprobada. De nuevo le supliqué otra oportunidad y el me dijo que no y después de mucho pedirle, me dijo que me aprobaría solo si hacía lo mismo que mis compañeras; me le quedé viendo ofendida y le dije que mejor me reprobara, que yo no caería tan bajo como ellas solo por una calificación; entonces él me dijo molesto que me bajara mientras encendía su auto; yo abrí la portezuela, pero por unos segundos pensé: â??que caray, ya estoy aquí, estamos solos y nadie se va a enterar, además varias lo hicieronâ?; así que cerré la puerta y le dije que lo haría con la condición de que nadie lo supiera y que se bajara el cierre del pantalón. El sonrió, no dijo nada y se bajó el cierre; sacó su pene flácido y me miró; yo vi su miembro con cierto recelo, aunque ya había visto otros antes, me pareció algo desagradable y me sorprendió que me lo mostrara sin ningún recato.

Me agaché, abrí la boca y cerré los ojos; metí su miembro en mi boca sin dejar de sentir asco; pero ya adentro no me supo tan mal y comencé a chuparlo; moví la cabeza metiendo y sacando el miembro del profesor en mi boca y escuché como el empezaba a gemir; él colocó una mano en mi nuca, siguiendo el movimiento de mi cabeza mientras chupaba. Al poco rato, sentí como su miembro se endurecía y crecía dentro de mi boca y noté que tenía un gran tamaño, sentía como si me fuera a llenar la boca.

Continué chupando el miembro del profe durante varios minutos y noté que mi vagina se empezaba a humedecer, pero no dejé que él notara mi excitación, que dicho sea de paso, me preocupó ya que nunca me había excitado tan fácilmente, regularmente me tienen que calentar previamente o no me excito.

Sin que él se diera cuenta, bajé una mano hasta mi clítoris y comencé a acariciarme excitándome cada vez más; seguí chupando con su mano en mi nuca, de repente, sentí como su otra mano entraba por debajo de mi minifalda y comenzaba a acariciarme las nalgas; en otras circunstancias, yo hubiera reclamado, pero estaba tan caliente que lo dejé continuar; sentí como me bajaba mi tanga y buscaba mi vagina con un dedo; decidí dejarlo continuar porque el placer que estaba sintiendo era increíble.

Unos momentos después, dejé de chuparle el pene, me levanté y me quité la tanga; rápidamente me monté en el profe sintiendo su pene meterse en mí y llenarme completamente. í?l no dijo nada, solo se dedicó a sentir el placer que yo le daba; comencé a moverme y brincar en él, gozando como nunca, de hecho, ahora que lo escribo, me extraña haberme comportado de esa manera, ya que normalmente no soy tan caliente.

í?l me desabrochó la blusa y el sostén, besó mis pechos con vehemencia como si fueran dulces. Nos estuvimos moviendo gozándonos ambos hasta que sentí como me llegaba el orgasmo; una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo completamente haciéndome estremecer. Creo que me duró unos dos minutos; luego, unos momentos después me llegó otro igual de intenso y al poco tiempo otro más; cuando estaba estremeciéndome por este último orgasmo, sentí como el profe también terminaba y soltaba chorros de semen dentro de mí mientras ambos gemíamos de placer.

No hubo palabras ni besos, solo nos quedamos unos segundos quietos descansando y sintiendo escurrir el sudor por nuestros cuerpos; luego me bajé de él y me senté de nuevo en el asiento del pasajero; él solamente dijo: â??Estás aprobada con diezâ? y yo me quedé callada.

Comenzaba a meditar lo que había sucedido cuando una luz iluminó hacia el auto y alguien gritó: â??Salga de ahí inmediatamenteâ?; supuse que eran las personas de vigilancia de la Universidad y sin tiempo a reaccionar ambos nos bajamos del auto.

Esta historia no termina aquí, si quieres saber lo que sucedió a continuación, no dejes de leer la segunda parte.

Author: manuel

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