La venganza de mi hermana (tercera parte)

Todo en esta vida se paga.Cuando estábamos viendo el video de Ana, los tres nos excitamos bastante, lo que notó Sandra, pero no dijo nada; cuando terminó el video, ella se levantó, lo quitó y después se acercó a nosotros tres que estábamos sentados en la cama; nos dijo que quisiera hablar con los siete, pero que en este momento solo hablaría con nosotros. Nos dijo que estaba molesta por lo que le habíamos hecho, que ella no era ninguna puta para que la hubiéramos tratado así, que le había dolido físicamente pero más le había dolido sentimentalmente por tratarse de Jorge y yo; pero que comprendía que en ese momento estábamos excitados y que no habíamos razonado correctamente, que por lo tanto nos perdonaba y que perdonaba a los otros cuatro que habían participado; pero que no volvería a participar en algo así y que quería que Antonio le entregara los videos originales y que por favor no hiciera copias de ellos, pues ella los conservaría. Todos asentimos con la cabeza, pero no sabíamos que Antonio ya le había entregado copias a Gustavo, Ramiro, Arturo y Rubén y que tenía varias copias más y él no nos lo dijo. Lo que siguió nos sorprendió a los tres: Sandra nos dijo que nos agradecía haberla hecho sentir mujer y que despertáramos su sexualidad y, diciendo esto, comenzó a quitarse la ropa, que no era mucha, pues solo traía una blusa de tirantes sin sostén y un short cortito y pegado, además de sus calcetas y tenis blancos. Se quitó la blusa y nos dejó ver sus senos redondos y hermosos, nos dijo que hoy sería su última orgía (¿segura?) y que esta vez si lo haría por voluntad propia sin forzamientos ni cámaras de por medio.

De inmediato se nos volvieron a parar los penes (bueno, por lo menos el mío) y nos quedamos como tontos viendo a Sandra desnudarse frente a nosotros, nos hizo un strip-tease completo, se quitó los tenis y las calcetitas y después siguió con el pequeño short; se desabotonó el short y se acercó a Jorge pidiéndole que se lo quitara, él se lo quitó y quiso bajarle la tanguita que traía, pero ella se alejó y nos dijo que primero nos desnudáramos nosotros. Ni tardos ni perezosos nos desvestimos totalmente y la rodeamos; Sandra besó el pecho de Antonio y fue bajando por su cuerpo hasta llegar a la verga de él; comenzó a mamarle la verga a Antonio y a sobarle los huevos con gran placer, mientras, Antonio colocó sus manos en la cabeza de mi hermana, echó la cabeza hacia atrás y creo que hasta puso los ojos en blanco; Sandra nos tomó a Jorge y a mi de las vergas y empezó a masturbarnos mientras seguía chupando el miembro de Antonio.

Cuando Sandra vio que Antonio estaba por venirse, nos soltó a los tres, se levantó y se quitó la tanga; le dijo a Antonio que se tendiera en la cama boca arriba y el lo hizo; ella se sentó a horcajadas sobre él y se fue clavando la verga de Antonio en su panochita poco a poco. Empezó a brincar sobre el palo de él y con una mano se sobaba el clítoris mientras con la otra se acariciaba los pechos que se le bamboleaban con el ritmo de sus saltos sobre Antonio. Sandra se inclinó hacia adelante y le dijo a Jorge: â??hermanito, tu no has probado mi culito ¿no te gustaría probarlo?â?. Jorge sin pensarlo se colocó atrás de Sandra y le abrió las nalgas. Lentamente fue metiendo su verga en el ano de nuestra hermana hasta que se la clavó toda. Sandra gemía y se movía como desesperada, gozando la doble cogida y entonces me llamó; alargó su mano hacia mi verga y me acercó a su boca. La metió en ella y comenzó a chuparla como si fuera un dulce, dándome un gran placer que me recorría todo el cuerpo.

Antonio fue el primero en venirse, gritó con gran placer y eyaculó dentro de Sandra, apretándola contra su pecho. Al ponérsele flácida la verga, Sandra se movió para que él pudiera salir, pero nos tuvimos que quitar Jorge y yo para que Antonio se levantara. Una vez que el se quitó, Jorge se acostó boca arriba en la cama y Sandra se sentó en su verga dándole la espalda, poco a poco volvió a clavarse el pene de Jorge en su ano, colocó las manos en el pecho de él y comenzó a subir y bajar del falo de Jorge. Sandra me llamó y me pidió que la penetrara por delante, diciéndome: â??anda hermanito, quiero sentir a mis dos hermanos cogiéndome juntosâ?. Yo estaba asombrado del lenguaje que ella utilizaba, pues siempre la había visto como una niña inocente, pero no era tiempo de miramientos y sin tiempo que perder, me subí a la cama parado frente a Sandra, ella se recostó sobre Jorge con las piernas abiertas y yo me hinqué y comencé a penetrarla lentamente, disfrutando con mucho placer la panocha de mi hermana que nuevamente se convertía para mí en una mujer. Bombeé lentamente dentro de la vagina de Sandra y sentí como ella también disfrutaba la penetración; sus gemidos y movimientos hacían notar el gran placer que le producían las dos vergas de sus hermanos.

Antonio se vistió y se despidió diciéndonos que nos dejaba en familia, que nos agradecía haber participado y que nos veríamos pronto. Los tres le dijimos adiós sin dejar de coger y continuamos; después de estar disfrutando de nuestra hermana un buen rato, intercambiamos posiciones, los dos nos salimos y Sandra se volteó boca abajo, clavándose la verga de Jorge en la vagina y dejándome a mí su maravilloso culo rodeado de esas descomunales nalgas de diosa que tenía. La penetré ahora por el ano y volví a sentir el gran placer de la primera vez que se lo hice por ahí; un buen rato pasó mientras cogíamos los tres. En un momento, sentí como el ano de Sandra me mordía el pene, produciéndome un gozo sensacional y sentí como en ese momento Sandra tenía un gran orgasmo, se retorció, convulsionó, gritó y nos hizo sentir a Jorge y a mi un placer tan grande que explotamos al mismo tiempo, sentí que me salían chorros y chorros de semen e imaginé que quedaría seco de tan grande venida. Los tres nos fundimos en un orgasmo descomunal y me di cuenta que d los agujeros de Sandra salían líquidos vaginales y seminales combinados de la gran venida que tuvieron también ella y Jorge.

Los tres caímos desmadejados en la cama, desnudos, sudorosos, cansados y escurriendo líquidos por todas partes, estábamos tan cansados que nos quedamos dormidos los tres. Despertamos cuando oímos que alguien tocaba en la puerta de la habitación; era nuestra Madre que llamaba a Jorge a cenar. Rápidamente nos vestimos los tres y nos arreglamos como pudimos; primero salió Jorge para ver como estaba la situación y una vez que nos avisó que todo estaba en orden, salimos Sandra y yo, simulando que veníamos de la calle. Nuestros padres no sospecharon nada al igual que nuestros otros hermanos y hermanas.

Pasaron dos o tres semanas en las cuales todo volvió a ser normal, la única diferencia era que Sandra se había vuelto medio sangrona, pues como era la capitana del equipo de porristas y muy popular en la escuela, se le subieron los humos, además, yo creo que las cogidas le habían hecho bien, pues se puso más buena que antes. Ella no lo sabía, pero Antonio nos había dado una copia a Jorge y una a mí de las cogidas con Ana y con ella y en ocasiones yo me encerraba en mi cuarto a ver alguno o los dos videos y cada vez que los veía me masturbaba y no dejaba de soñar con la vez que Sandra volviera a coger conmigo.

Un día, Antonio, que era el más canijo de todos, me dijo que quería platicarme algo, pero que yo no me fuera a molestar por lo que me iba a decir; le dije que podía confiar en mí. El me dijo que Sandra le gustaba mucho y que no podía olvidar la última cogida que nos habíamos aventado con ella y que continuamente veía el video de cuando nos la cogimos todos. Yo le pregunté que para que me contaba todo esto y me contestó que él y los demás habían visto como a ella se le habían subido los humos y querían darle una lección y que necesitaban mi ayuda.

Intrigado, le pregunté que tenían planeado y me dijo que querían hacerle a Sandra lo mismo que ella le había hecho a Ana, pero que no la quitaríamos de capitana del equipo ni la chantajearíamos, solamente haríamos con ella una orgía y la filmaríamos para que aprendiera, y de paso, nos divertiríamos de nuevo. Pero su plan no acababa ahí, además querían que Sandra les consiguiera otras cuatro porristas para hacer lo mismo, es decir, una gran orgía con puras chavas buenotas.

Le contesté que estaba loco, que no podíamos hacer eso, que yo no participaría y que le diría a Sandra y a Jorge lo que estaban planeando y entonces si me chantajeó; me dijo que si esa era mi respuesta, entonces ellos distribuirían copias del video de Sandra en todos lados, incluyendo su escuela y a mis Papás y que además lo pondrían en el internet, â??para que todos vean lo puta que es tu hermanaâ? y aparte, me dijo, tenía grabada la cogida que nos habíamos aventado los tres con ella, así que también lo distribuiría y Jorge y yo también saldríamos embarrados.

Quise golpearlo, pero el me dijo que si a él le ocurría algo, los otros cinco ya sabían del plan y de inmediato le arruinarían la vida a mi hermana. Sentí que estaba en sus manos y después de mucho pensarlo, decidí que era mejor cooperar con ellos y ver que se me ocurría para zafar la situación.

Lo primero que hice fue hablar con Jorge y el me dijo que ya sabía, que Gustavo había hablado con él de lo mismo y que teníamos que pensar como librarnos de ésta. Después de mucho darle vueltas, vimos que estábamos atrapados y que tendríamos que ayudar a nuestros â??amigosâ? a cogerse a nuestra hermana y a sus amigas porristas.

Reunimos a los cinco tipos y les dijimos que participaríamos de su plan, siempre y cuando nos prometieran que sería la última vez, que no participaría nadie más y que no lastimaríamos a nadie; ellos estuvieron de acuerdo y fraguamos un plan para que Sandra y sus amigas cayeran.

Al día siguiente, le dijimos a Sandra que iba a haber una fiesta en casa de Antonio y que nos había invitado a Jorge y a mí y a ella también y que podría llevar a otras cuatro amigas; lógicamente llevaría a las porristas. Ella como que no quería ir, pero le dijimos que casi no habría chavas y que nos echara la mano, además le dijimos que la fiesta estaría muy padre y que nosotros no teníamos pareja. Costó mucho trabajo, pero al final accedió y como iba a ir con sus amigas, eso la hizo sentirse más protegida, por lo que al final aceptó.

Organizamos todo muy bien y ese sábado en la tarde, Jorge y yo pasaríamos por las chicas a la escuela en una camioneta que nos prestó el mismo Antonio para que no tuvieran problemas de transporte y llegaran bien a la casa donde iba a ser la â??fiestaâ?.

El primer problema lo tuvimos ahí, en la escuela, pues Sandra en vez de invitar solo a cuatro amigas invitó ¡A NUEVE! y con ella eran diez, le dije a Sandra porque había hecho eso y ella me dijo que las otras se enteraron y quisieron ir; tuvimos que cargar con las diez para ir allá.

Luego hubo otro problema, la fiesta no iba a ser en casa de Antonio, sino en una casa que está a las afueras de la ciudad y había que recorrer un poco de carretera para llegar a ella, esto lo hicieron nuestros amigos supongo que para que las chavas no pudieran escabullirse y porque en la casa de Antonio vivía mucha gente (esa fue otra razón por la que Sandra aceptó ir).

Cuando Sandra vio que enfilábamos hacia la carretera, le dijo a Jorge que iba manejando que iba mal, que para allá no estaba la casa de Antonio y el le respondió con cara de sorprendido que si yo no le había avisado del cambio de planes; yo también hice cara de idiota y le dije a Jorge que el había quedado de avisarle, total que nos echábamos la bolita uno al otro, pero ya habíamos quedado previamente de acuerdo en eso. Sandra quiso detener todo, pero afortunadamente sus amigas estaban emocionadas y la convencieron de seguir, total ¿qué les podía pasar si iban todas juntas?.

Tardamos un buen rato en llegar al lugar, como una hora y quince más o menos, pero cuando llegamos las chicas quedaron fascinadas, pues era una casa bastante grande, bonita, con jardín y flores y fuentes y una alberca; eso facilito mucho las cosas.

Al llegar, tocamos y abrió Antonio, que sonrió y nos invitó a pasar muy amablemente, pero cuando todos iban entrando, me jaló aparte y me dijo que por que tantas chavas, yo le contesté lo que me había dicho Sandra y él hizo cara de lujurioso, solo me dijo, â??maestro, esto se va a poner mucho mejor de lo que yo penséâ?.

Al entrar, estaban solo Rubén, Arturo, Gustavo, Antonio y nosotros dos como hombres y las diez chavas, solo faltaba Ramiro; ellas como que se asombraron de que no hubiera gente, pero Antonio les dijo que Ramiro vendría con más personas y que los demás invitados no tardarían en llegar, pues todavía era temprano y las invitó a conocer mejor la casa; eso calmó a las chicas que miraban embelesadas la belleza del lugar; una de ellas, llamada Paty dijo que le hubiéramos avisado que había alberca, para traer su traje de baño y Antonio, ni tardo ni perezoso, le dijo que no se preocupara y fue a sacar un minúsculo bikini y se lo dio a la chica y dijo: â??aquí tengo más para las que quieran, son nuevosâ?. Tres más se acercaron por sus mini bikinis y se fueron a cambiar para entrar a la alberca. Antonio volteó a verme y me hizo una sonrisa pícara como de complicidad. Yo no sabía que él había planeado todo tan bien.

Pusieron música buena e invitaron tragos a las chicas â??para que entraran en ambienteâ?, ellas, como eran muy extrovertidas, no tardaron en ambientarse, incluyendo a Sandra. Empezó el baile, realmente no había parejas, todos bailábamos en grupo y nos cambiábamos constantemente de lugar.

Las cuatro chicas de los bikinis salieron a nadar y de verdad que nos quedamos con el ojo cuadrado, todas estaban pero súper-buenas, y con el bikini tan chiquito que apenas les cubría lo indispensable, se les veían unas nalgotas y unos pechos impresionantes, el bikini solo consistía de una tanga de esas de hilo dental que se meten en la rayita y un mini-sostén que eran dos hilitos que se unían por unos triangulitos que apenas cubrían los pezones. Las otras seis chavas, no sé si por el calor que hacía o porque les dio envidia ver como nos embobábamos con las otras, pidieron a Antonio también bikinis y se fueron a cambiar todas. Antonio estaba fascinado, no cabía en sí de gozo, aunque tuvo que sacar unos bikinis usados de algunas de sus hermanas para prestárselos a las chicas, pues el solo había considerado cinco chavas y tenía dos de repuesto, pero los otros tres los consiguió usados.

Como vimos que las chavas iban a disfrutar de la alberca, decidimos que nosotros también nos cambiaríamos e iríamos allá; lógicamente Antonio ya nos había avisado de esto, así que todos traíamos nuestros trajes de baño debajo de la ropa; rápidamente nos desvestimos y nos preparamos a entrar al agua.

El reventón estuvo muy padre, hasta se me olvidó el objetivo real de estar ahí y comencé a disfrutar de todo, las chavas, la comida, la bebida, la música, etc. Al poco rato llegó Ramiro y vi que Antonio se acercaba a él y platicaban algo, yo por curiosidad me acerqué y vi que estaban sacando algo de una mochila, cuando me acerqué, vi que era un polvo que, según me explicaron, era lo que le iban a poner a las bebidas de las chavas para ponerlas a punto y no tener que recurrir a â??otras cosasâ?; pero que como había más chavas de lo planeado a lo mejor la droga no alcanzaba y habría que recurrir a esas â??otras cosasâ?; pregunté que eran esas â??otras cosasâ? y Antonio me dijo que no fuera curiosos, que si se utilizaban, me daría cuenta a su debido tiempo. Quedé un poco nervioso, pero ya estaba yo en ambiente y la verdad, un poquito tomado, por lo que no le di tanta importancia al asunto.

Pasó un rato y me di cuenta que mis amigos estaban muy atentos con las chicas y les preparaban sus bebidas favoritas, les preguntaban que querían y de inmediato se los preparaban, supongo que ya le estaban poniendo su â??toque especialâ? a los tragos, pues al poco rato, una de las chavas llamada Sonia empezó a hacer cosas raras; por ejemplo, estando en la alberca, se acercó mucho a Gustavo y se empezó a pegar mucho a él; le decía que estaba muy guapo y que le gustaba mucho, que por que no se iban a un cuarto, etc.; esto no lo vieron todos, yo me di cuenta porque estaba casi junto a Gustavo cuando ella se le acercó y le dijo eso. Sin perder ni un momento, Gustavo y ella se salieron de la piscina y se fueron caminando hacia las recámaras, vi que Gustavo le hacía una seña a Antonio, levantando el pulgar como diciendo â??todo va bienâ?.

Después me enteré que en cada una de las habitaciones de la casa, incluyendo sala, cocina, baños y alberca había cámaras escondidas que filmarían todo lo que ocurría en ellas.

La onda se empezó a poner buenísima, pues varias de las chicas comenzaron a tener actitudes lanzadas con nosotros y a coquetearnos abiertamente, algunas de ellas incluso comenzaron a tocarse a sí mismas dentro de la alberca. Entonces supe que lo que Antonio y Ramiro les pusieron a las bebidas eran drogas afrodisiacas, que hicieron que las chavas empezaran a perder el control y que las dominara el deseo de tener sexo. A mí se me acercó una muchachita muy guapa de 17 años llamada Lucy, de cabello negro hasta los hombros, bonitos ojos y una cara de facciones muy finas; su cuerpo no era espectacular, pero si estaba bien formada, delgada, de pechos pequeños pero firmes y un culito parado muy llamativo. Al acercárseme la abracé y sentí el roce sus pezoncitos junto a mi y esto fue suficiente para que tuviera una tremenda erección, ella sintió mi pene levantado y comenzó a restregarse en él; me dijo que yo le gustaba y que quería todo conmigo, le dije que nos fuéramos a un lugar más solo y nos salimos de la alberca, tomamos dos toallas y nos dirigimos a las recámaras; para este momento, ya casi todos estaban cachondeando con alguna de las chavas y se besaban y acariciaban por todas partes, esto prometía ser una buena orgía.

Ya que nos dirigíamos a las recámaras, pasamos junto a un baño y Lucy me preguntó que si nunca lo había hecho en un baño, le respondí que no y me dijo que ella tampoco, que probáramos que se sentía. Estuve de acuerdo y nos metimos al baño; cerré con seguro la puerta y comenzamos a besarnos con desesperación y a acariciarnos con lujuria; no me costó trabajo quitarle el mini-bikini, la dejé totalmente desnuda y me pareció ver un ángel, su cara hermosa y su cuerpo delgadito me asombraron; me quité el traje de baño y empecé a besarle los pechos, ella gemía mientras mi mano acariciaba su espalda y se acercaba a sus nalguitas redondas; ella me abrazaba y con una rodilla me rozaba el pene erecto. Mi mano derecha bajó hasta sus nalgas y metí un poco un dedo en su ano, ella gimió y se recargó en mí; mi mano izquierda bajó por el frente hasta encontrar el clítoris erecto de la joven y se lo acaricié con ternura; ella se restregaba contra mi mano y me pidió que le metiera un dedo en la vagina, así lo hice y sentí la lubricación de su sexo en mi mano, sus jugos vaginales escurrían por sus piernas, dándome cuenta que no necesitaba excitarla más, además ella empezó a gritar â??dámelo ya, dámelo todoâ? y de inmediato me enderecé; la subí a un lavabo muy grande que había y le abrí las piernas; me coloqué enfrente de ella y le clavé la verga de un solo empujó, ella gritó de placer, empezó a decirme â??así, así papacito, méteme toda tu vergaâ?, empecé a moverme, bombeando dentro de su panochita mientras ella gemía y me arañaba la espalda con sus largas uñas. Mis manos estaban en sus nalgas, así que volví a meter mi dedo en su ano, ella se movía como desesperada, ayudándome a meter y sacar mi verga de su panocha y mi dedo de su ano, gritaba y se convulsionaba, hasta que con un grito sintió un gran orgasmo; sentí como me clavaba las uñas en la espalda, mientras me apretaba con sus piernas, su culo me mordía el dedo con furia y su panochita me apretaba la verga haciéndome sentir como que me la iba a cortar, no pude más y estallé en un gran orgasmo, soltando toda mi leche dentro de ella y apretándola contra mi cuerpo.

Al terminar, sentí como la chica se desmadejó por completo, quedando como desmayada, no se movía y me asusté, por lo que la senté en el suelo y salí a buscar ayuda, pero en ese momento vi que todos estaban en gran orgía, Rubén se cogía a una pelirroja en un sillón, mientras Antonio estaba acostado en la alfombra de la sala, con una rubia brincando en su verga y otra en su cara, gozando los lengíŒetazos que el le propinaba; en la cocina, Ramiro se dejaba chupar la verga por Sandra, mientras le metía mano en la panocha a una morena de cabello largo y le sobaba las tetas con la otra; Arturo estaba dentro de la piscina, cogiéndose por atrás a otra morenita y Jorge estaba en el jardín con una trigueña a la que tenía en posición de perrito, dejándole ir toda la verga en la panocha. Supuse que Gustavo seguía cogiendo con Sonia en alguna recámara y no supe que hacer ni a quien pedirle ayuda; Rubén me preguntó que pasaba y le expliqué rápidamente, me dijo que no me preocupara, que era efecto de la droga, pero que Lucy pronto se repondría y que iba a pedir más, que estuviera listo y tan campante, siguió cogiéndose a la pelirroja.

Fui al baño y saqué a Lucy, la cargué hasta uno de los cuartos y la acosté en la cama; salí de ahí sin saber que hacer; mi pene estaba un poco flácido, pero al volver a ver la orgía se me paró de nuevo; decidí regresar con Lucy, pero me encontré a Gustavo en el camino y me dijo que si cambiábamos, indicándome donde estaba Sonia y yo le dije que sí. Fui a la habitación y vi a Sonia también como desmayada; contemplé su bello cuerpo apenas formado, con grandes muslos y caderas bastante amplias, tenía una cintura breve y unos pechos redonditos y paraditos; su cuerpo moreno contrastaba con su rostro maquillado y su cabello teñido de castaño claro; me acerqué y empecé a besarle el cuello y los hombros desnudos, ella suspiró y me pasó un brazo encima, abrió los ojos y me besó en la boca, haciendo que su lengua jugara con la mía y rozándonos los cuerpos desnudos. Metí la mano en su vagina y me di cuenta que estaba totalmente lubricada â??que droga tan maravillosa- pensé y decidí preguntarle después a Ramiro como se llamaba dicha droga y donde se conseguía. Pues bien, al meter mi dedo en su sexo húmedo, sentí como ella respingó un poco y comenzó a moverse para sentir como entraba y salía el dedo de su panochita; le metí otro dedo y otro y otro, hasta que mis cinco dedos entraban y salían de su sexo mojado; ella suspiraba y gemía de placer, mientras, yo besaba y mordía sus pechos levantados restregaba mi pene contra una de sus piernas; ella gritó y se vino en un orgasmo largo y profundo, brincando como loca en mi mano y pidiéndome más y más. Saqué mi mano de su panocha y la acosté boca abajo, me coloqué atrás de sus nalgas y se las abrí con una mano, mientras con la otra dirigí mi verga hacia la entrada de su culo y poco a poco se la introduje, ella gimió y se agarró fuerte de las cobijas, le dejé ir toda la verga y sentí la mordida de su ano, nos movimos rítmicamente, gozando el momento de intenso placer, se retorció como poseída y sentí como tuvo otro gran orgasmo; en ese momento yo también me vine con una gran descarga dentro de sus entrañas, pude ver como brotaba leche de su ano y me dejé caer a un lado, rendido. Me quedé dormido y creo que ella también.

Author: animalsex

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