HAYDEE LA BRUJA AGNÓSTICA 2. EL CAMBIAFORMAS.

HAYDEE LA BRUJA AGNí?STICA 2. EL CAMBIAFORMAS.
I. Los funerales era el tipo de evento que prefería ignorar.
Una onda fría atravesaba el país en esos días y la temperatura cuando generosa no sobrepasaba los 5º C, en esos momentos Haydee lamentó el no haber aceptado uno de esos lujosos apartamentos para operativos Tageslicht en paseo de la reforma, con alta seguridad, aire acondicionado y servicio ilimitado al cuarto sin embargo, tanto “lujo” no era para ella. En su defecto vivía en un piso abandonado del centro histórico, en una zona miserable con eterna peste a basura rancia y cañería, frente a un parque abandonado del presupuesto gubernamental y paraíso de indigentes, traficantes y prostitutas.
Tarja¡ no podía entender porque prefería vivir en esa pocilga en lugar de aceptar su ofrecimiento para mudarse a The Home. “ella necesitaba espacio” le había dicho siempre amablemente, lo cierto es que aunque no había nada en el mundo que deseara mas que vivir con ella, mudarse no significaba necesariamente que iban a vivir juntas… eso había quedado muy claro cuando se conocieron, el sexo era genial pero no había espacio para Haydee en el proyecto de vida de Tarja¡. Nunca pasaría de ser una “inquilina” mas en el enorme universo de bolsillo que era The Home y definitivamente quería algo mas para si misma, no sabía exactamente que pero atarse a una mujer que no deseaba comprometerse con ella no era una opción, además “El galeón español”, el mejor bar de la ciudad propiedad de un cadaqués apodado BearKing, se encontraba a dos calles de ahí y esa prerrogativa si que no tenía desperdicio. Lamentablemente “el cementerio de la buena esperanza” se encontraba a una hora de camino y seguramente tendría que conducir bajo la lluvia.
Los funerales era el tipo de eventos que prefería ignorar, sobretodo cuando quedaba muy poco del cuerpo que enterrar y buena parte de los dolientes ya estaban muertos. Todo en si apestaba, sentía los pies congelados y tenía que hacer un gran esfuerzo por no tiritar, los pezones le dolían y ni siquiera conocía al tipo al que se le rendirían honores esa noche pero estaba ahí, haciéndole un favor a una amiga la cual aparentemente había conocido mas que íntimamente al sujeto. Haydee por su parte deseaba que todo terminara lo mas rápido posible para tomar un baño caliente sin embargo, cuando Abigail tocó el cristal del auto con esa característica sonrisa en el rostro mezcla de ironía y sufrimiento anticipatorio, pensó que el baño bien podía esperar todo el tiempo que fuese necesario.
Abigail Foo, Abi como le gustaba que la llamaran sus amigos, era la mas prestigiada proveedora mística de la ciudad, otrora bruja residente de Leipzig Alemania era capaz de conseguir desde la referencia mas simple y el químico mas barato hasta el artificio mas inverosímil y antiguo, sus fuentes desde luego se las reservaba y el costo de sus servicios así como su asistencia directa era de primer nivel. Ella no salía mucho de casa pero cuando lo hacía era difícil no notar su presencia, con sus casi metro ochenta de estatura y rostro melancólicamente aniñado que hacia imposible deducir su edad, graciosamente enmarcado en el cabello mas rojo que el mejor tinte jamás sería capaz de igualar. Haydee por el contrario apenas rebasaba el metro sesenta de estatura sin embargo, sus 110 cm de busto hacían casi imposible que pasara desapercibida.
Se saludaron efusivamente con un beso y tras cerrar el auto, se dirigieron a la entrada del cementerio. Apenas hablaron mientras caminaban entre las lapidas, esquivando el fango y cuidándose de no pisar demasiados caracoles. Cuando por fin llegaron hasta el altar que apresuradamente habían erigido los deudos, la ceremonia comenzó.
No había mucho que decir en realidad, el finado Midi Lang Dee había sido miembro de la Real Salvaguardia Británica, un grupo místico-encubierto de los años 60. Algo así como la respuesta del mundo de lo oculto a los agentes secretos tan en boga por esos años. De origen chino y al servicio de la reina, tenía una particular pasión por América y era una autoridad en lo referente al periodo histórico de la Nueva España. Era un buen tipo que se había hecho de grandes amigos en México y Abi claro esta, era uno de ellos.
Cuando el servicio concluyó había dejado de llover, parecía que era la manera en como el cielo había querido asistir y así rendir sus respetos a un hombre al que por sorprendente que pareciera, tenía mucho que agradecer. Fue entonces que Abi sugirió ir a su casa, Haydee aceptó gustosa pues sabía que Abigail Foo, esa larguirucha pelirroja de mirada melancólica y acento entrecortado, tenía la extraña costumbre de coger cuando estaba deprimida.
II. Después de todo iba a tomar un baño caliente.
Toda la estancia era un verdadero culto a la limpieza y el orden. Pese a estar atestada de pequeñísimos detalles, esculturas, cuadros, etc todo en si era una magnífica combinación de sobriedad y estilo, pesadas cortinas marrón velaban amplios ventanales tras lo que se adivinaba podía dominarse toda la ciudad, en una de las paredes había un enorme cuadro panorámico de Leipzig, la ciudad natal de Abigail y de la que había sido expulsada hacía medio siglo por asuntos que hasta ese momento, se negaba a mencionar. En el ambiente se mezclaban el olor a incienso y la incipiente excitación de las recién llegadas.
Abigail buscó los labios de Haydee y ella se alzó sobre las puntas de sus botas para alcanzarla, sujetándose de su cintura para conservar el equilibrio. Entreabrió los labios y su lengua comenzó a juguetear dentro de la boca de Abigail. Se apretaron una contra la otra y Abi suspiró al sentir los pechos de Haydee aplastarse contra su cuerpo.
Las manos de Haydee subieron por la espalda de Abigail hasta llegar a sus hombros y entonces empezó a acariciar su cabello suavemente, entrelazándolo entre sus dedos mientras seguían besándose rumbo a la habitación. Una vez ahí, lentamente desabotonó el saco del traje sastre de Abigail, disfrutando de la aparición de los senos, de un tamaño mediano con sus pezones deliciosamente erectos y dibujados bajo la seda de su blusa. Deslizó finalmente el saco y la blusa le siguió haciéndose de un sitio en el piso.
Abigail besó el cuello de Haydee y con delicadeza recorrió el lóbulo de la oreja izquierda con la lengua, mordiendo gentilmente el lóbulo de la derecha, mientras tanto Haydee le corría los tirantes del bra hacia los lados, para luego bajar las copas con sus manos. Se deslizó entonces con pequeños besos por el cuello hasta sus senos y estimuló los pezones con la lengua, para luego atrapar un seno u otro con su boca y chuparlos con estudiada lentitud. Abigail corrió delicadamente los dedos por el cuello de Haydee, cuidando de no hacer demasiado énfasis en la boina de terciopelo negro pues sabía lo susceptible que era respecto a la marca en su cráneo y no deseaba incomodarla.
Haydee se apartó un poco de la pelirroja, recostándose parcialmente sobre la cama para que Abigail tuviera mayor oportunidad de tirar hacia abajo el pantalón. Descubrió entonces porque Haydee había tiritado durante todo el funeral, debajo no había nada mas que quitar. Besó el monte de Venus de Haydee perfectamente depilado y luego, siguió la línea ascendente de su vientre hasta el piercing de titanio, en esos momentos helado como un trozo de hielo. Recorrió el ombligo con la lengua un par de veces antes de tirar del suéter de cuello de tortuga de Haydee hacia arriba, quitándolo… descubriendo los senos enormes y oscilantes por la respiración antes de erguirse parcialmente, apuntando en todo su esplendor sus pezones color marrón. Toda la estampa era exuberante: los senos desbordados, el vientre liso, el sexo totalmente depilado, las piernas gentilmente separadas en una sensual invitación a perderse en su tersura.
Haydee buscó una vez mas la lengua de Abi con su boca y sus manos corrieron por la parte interna de sus muslos hacia arriba, enredando sus dedos en el elástico de sus bragas antes de tirar de ellas hacia abajo conjuntamente con la falda. Haydee se permitió unos momentos para admirar el cuerpo de Abigail, mas bien para embelesarse con la fina capa de vello cobrizo de su monte de Venus, tan suave como tentador y que hacía juego perfecto con la curvatura de sus caderas y la palidez de sus muslos, con sus piernas infinitamente largas y delgadas, tan características de ella.
Ahora que ambas estaban desnudas se tendieron cuan largas eran sobre la cama, acariciándose suavemente, explorando con firmeza la curvatura de los cuerpos. Abigail se apoderó de los senos de Haydee, jugando con ellos en su boca verificando su sensibilidad, por su parte Haydee se aferró a los hombros de Abi, arañándolos a medida que aquella pasaba de uno a otro pezón, mordisqueándolos de vez en vez. En un momento dado Abigail separó las piernas y el dulce aroma de su sexo invadió la habitación, acariciando la cabeza de Haydee fue bajándola hasta la altura de su vagina entonces ésta besó la parte interna de los muslos, dando delicados mordiscos en ellos hasta que Abi separó con las manos sus labios vaginales. Haydee entendió la maniobra y aprovechando que los dedos de Abi le permitían total libertad, su lengua recorrió de arriba a abajo y sin desatender ningún rincón de su sexo. La pelirroja comenzó a suspirar y a moverse, conforme la lengua inquieta de Haydee penetraba dentro de su vagina, moviéndose rápidamente dentro y fuera, lamiendo hacia arriba hasta llegar al clítoris y de ahí nuevamente hacia abajo, perdiéndose tan profundo como su lengua se lo permitía.
De pronto, las piernas de Abi se situaron sobre los hombros de Haydee, circunstancia que aprovecho ésta para penetrarla con un dedo mientras redoblaba esfuerzos chupándole el clítoris. Abigail, comenzó a moverse desbocadamente y Haydee lamió con mas fuerza, mientras deslizaba un segundo dedo ahora entre sus nalgas. El orgasmo se desencadeno convulsionándola hasta agotarla… Haydee se quedó quieta por unos instantes, percibiendo en su lengua el latir incesante del clítoris en los espasmos finales. Luego besó toda la vulva, acariciándola suavemente antes de subir por el vientre deteniéndose entre los pechos hasta llegar finalmente al cuello y besar tiernamente los labios de Abi, acostándose a su lado pues sabía que el peso de sus pechos terminarían sofocándola.
Mientras se recuperaba, Abigail buscó la humedad entre las piernas de Haydee guiada solo por el calor entre ellas. El sexo de Haydee respondió por completo al estímulo y se apretó contra la mano que ya había ubicado al clítoris y magistralmente estimulaba con dos dedos, rápidamente y de arriba hacia abajo, friccionando al mismo tiempo su monte de Venus con la palma por completo empapada. Haydee movía sus caderas con rapidez y entonces Abi se situó frente a ella pasando una pierna por debajo de su cuerpo de modo que coincidieran sus labios vaginales, pronto se fusionó el calor y humedad que manaba de ellos.
Cuando ambos sexos encontraron la manera de pegarse uno contra otro, comenzaron a mover las caderas, los clítoris encharcados en la humedad compartida se veían estimulados del mejor modo y así comenzaron a moverse con mas rapidez, empujando las caderas hacia el frente. El espectáculo era desafiante aún para los ojos mas virtuosos, los pechos de Haydee bamboleándose salvajemente de un lado a otro chocando contra las largas piernas de Abi, ésta gritando estertoreamente, arañando las sábanas y todo cuando estuviera a su alcance, ambas traspirando presas por completo de la intensidad del momento. Al final tuvieron el orgasmo juntas y los jugos de una se mezclaron con los de la otra separandose entre jadeos. Apenas habían descansado unos minutos cuando Abigail se puso de pie y tomó a Haydee de la mano, sacándola de la cama rumbo a la bañera. Después de todo si iba a tomar un baño caliente…
III. La cosa mala.
Cerca de dos semanas después se encontraba recorriendo el centro histórico, Tageslicht había sido alertado de una presencia maligna, un cambiaformas que ya tenía en su haber un par de desapariciones de indigentes, muertes inexplicables y materializaciones de restos, de momento la atención de la ciudad se centraba en lo que los medios llamaban “el multihomicidio de Tlalpan”. Desde luego Tageslicht no tenía ningún interés en ese asunto sin embargo, muertes inexplicables y gente vuelta al revés si era de su incumbencia y si las cosas continuaban como hasta ese momento, iba a ser muy difícil encubrir mas cuerpos.
Casualmente, se realizaban trabajos de reconstrucción en algunas calles del centro de la ciudad, justo en las inmediaciones de donde se habían hallado la mayoría de los cuerpos. Todo parecía indicar que se trataba una entidad libre y no un “trabajo por encargo”, de hecho la perspectiva del perfil sugería la participación de una leyenda local: “La cosa mala”. En esa ciudad con tanta tradición místico-fantástica la probabilidad de que una simple obra pública pudiera despertar “algo” que en definitiva no debía ser molestado era altísima, por supuesto la gente común no tenía idea de eso y no tenían por que ya que solucionar y encubrir ese tipo de cosas era su trabajo, para eso estaba ella ahí. Así y por muy ridículo que sonara y sea lo que fuese la llamada “cosa mala” requería atención inmediata, lo que significaba que aún con el trasero congelado tenía que investigar. Y eso era lo que hacía en esos momentos.
Estaba por retirarse cuando notó a un anciano andrajoso hurgando entre un montón de basura, al principio no le dio mayor importancia sin embargo, el decano parecía no ser intimidado por la gélida escarcha y los cero grados que esos momentos helaban la ciudad, incluso ella dentro del auto y con la calefacción parecía morirse de frío. Agudizó la vista y entonces distinguió una pierna entre las bolsas de basura… algo muy extraño estaba pasando ahí y cerrando la cazadora de piel hasta el cuello salió del auto.
Se acercó cautelosamente y entonces distinguió que el anciano, en realidad hurgaba en las entrañas de un hombre sepultado entre bolsas de basura. Al momento los ojos del viejo parecieron brillar y algo parecido a un gruñido silencioso dejó al descubierto unos dientes puntiagudos y sangrientos, luego alzó sus manos en un gesto intimidatorio y las agitó un par de veces en dirección a Haydee, los restos de carne y vísceras se esparcieron a su alrededor en forma de advertencia. Momentos después su figura empezó a perderse en la oscuridad.
Haydee estudió la figura que poco a poco iba formándose frente a ella, en un momento solo los ojillos fluorescentes del anciano fueron perceptibles, envueltos en un nubarrón negruzco segundos antes de que una ráfaga de fuego se impactara contra ellos. Haydee había conjurado al Na Harayan, el dios muerto del sol y una pequeña esfera tan poderosamente destructiva como el NAPALM se impactó contra las sombras. En segundos la luminiscencia de la ráfaga desvaneció por completo a la sombra y por unos instantes pensó que aquella cosa estaba acabada. Pronto descubrió su error pues entre los restos derretidos de la calle una masa verduzca se retorcía, preparándose para atacarla.
Haydee apenas alcanzó a esquivar uno de los tentáculos que ya se impactaba contra el muro a su izquierda, por el calor que despedía supo que una nueva invocación al Na Harayan no iba a servir de nada, solo le daría mas materia con la cual atacarla. Ahora enfrentaba una masa de tentáculos incandescentes así que recitó rápidamente en griego, la cosa con tentáculos empezaba a crecer expandiendo el fuego y una evocación al quinto elemento aseguraba que el cono de vacío recién creado succionara todo alrededor de la cosa, podía tratarse de un ente mágico pero aún así era lo suficientemente material como para respetar algunas leyes de la física y sin aire sus flamígeros tentáculos se extinguirían.
Tan pronto como el fuego fue sofocado y la oscuridad reino nuevamente en la maltrecha calle fue posible distinguir de nueva cuenta los ojos fluorescentes. De pronto, le atacó un fuerte dolor de cabeza, los destellos luminosos de los ojillos le hicieron perder el equilibrio al mismo tiempo que la rodeaba la oscuridad, casi perdía el conocimiento cuando alcanzó a balbucear con el mejor acento británico que pudo imitar.
-Bugger this I want a better world…
Al momento, la invocación al espíritu del siglo XX surtió efecto y una fuerte descarga eléctrica surgió del alumbrado público iluminando toda la calle. La intensa luz la hizo reaccionar y se incorporó a tientas, alejándose tan rápido como pudo del lugar.
IV. Dos vulgares objetos.
El Malus abrumbrata en su apartado de apariciones malignas de presencia variable mencionaba algo llamado “el carbonero de ojos de fuego” que aunque sonaba similar al anciano de ojillos fluorescentes, no alcanzaba todo el potencial de que había sido testigo. El cambiaformas en definitiva era libre y muy probablemente de origen demoníaco así que pensó que podría encontrar algo sobre él en el Vita detestabilis, quizás la máxima autoridad en lo referente a entidades malignas no conjuradas por encargo.
Aunque su latín era deficiente estaba segura que no había nada, parecía que “La cosa mala” carecía de la importancia como para que alguien hubiese escrito de ella en el pasado, se trataba de eso o por ser una leyenda endémica no había encontrado nada en tomos globales como el Malus abrumbrata. Recordó entonces el funeral de Midi, aquel sujeto chino experto en la Nueva España, el bien podía saber algo al respecto solo que estaba muerto recientemente y no era posible conjurarlo, aún Abigail Foo estaba impedida para ello sin embargo, era posible que la propia Abi pudiera ayudarla así que le llamo.
-“La cosa mala”… Escuchó Haydee al otro lado de la línea telefónica. En su estancia Abigail Foo se llevó la mano a la nuca un par de veces en esa manía tan suya cuando trataba de recordar algo hasta que finalmente agregó con una franco tono de frustración.
-Recuerdo el nombre pero no puedo ubicar a que se refiere, dame unas horas y quizás te tenga algo.
-Ok. Y entonces colgó el teléfono.
Así las cosas no había mucho que hacer hasta que Abi le informara, salir a las calles a enfrentar a un adversario que no se puede derrotar además de temerario es estúpido, por otro lado solo había visto un par de las supuestas mil formas que podía adoptar La cosa mala y no tenía intención de investigar cuales serían el resto. Para matar el día fue al Galeón español a beber algo, no estaba de humor para soportarse a si misma sin alcohol. Medio día después el celular puesto en modo vibrador la alertó, seguramente era Abi que ya le tenía algo que informarle.
-Bueno?, encontré lo siguiente: según la tradición novohispana La cosa mala es un ser diabólico, terrible y sembró la pavura en la Nueva España, sobretodo en el siglo XVI. Un monje franciscano escribió en relación: “Todos llevamos en el alma esa cosa mala, toma ante nuestros ojos las formas mas espantosas. Existe ese monstruo que toma mil formas. Existe el mal, tanto como el bien.” Y aquí esta lo mas interesante, recordaras a Midi Lang Dee cierto? Pues él escribió: “la tradición dicta que La cosa mala toma mil formas y hace mil daños. Y dos vulgares objetos, la cazuela y la cruz de espino tienen el poder de alejar a esa monstruosidad”. La referencia es de 1965, desafortunadamente Midi tenía la pésima costumbre de omitir detalles, pero si escribió sobre ella en su bitácora de juego es muy probable que la haya enfrentado.
-Gracias Abi… Al colgar supo que eso era suficiente de momento.
La cosa mala era un mito del siglo XVI, vista por última vez en 1965 hace casi 37 años, era demasiada coincidencia que reaparecía justo después de la muerte de Midi Lang Dee, parecía que no estando el gato el ratón de las mil formas había regresado a la ciudad. Lo que no sabía era que la gata actualmente en el cargo no iba a conformarse con ahuyentar a la plaga, esa noche iba a eliminar definitivamente a La cosa mala y en realidad la operación iba a ser muy simple, primero revisaría las obras de remodelación luego y si se confirmaban sus sospechas prepararía una trampa. Necesitaba una cruz de espino, artilugio que no poseía pero que sabía donde encontrar cerca de ahí así que apresuró el “escocés solo” que estaba bebiendo, se despidió de BearKing agitando la mano y salió del bar.
V. A ella le gustaba esa ciudad.
Mientras los trabajadores jugaban cartas alrededor de una fogata, se escurrió entre los escombros de una obra y esparció un poco de polvo de gramínea escarlata, estos revelarían si había sido “plantado” un conjuro con cruz de espino bajo la ciudad. Pronto, los restos de adoquines, tierra y cañería se rodearon de una enredadera espinosa rojo sangre. Como suponía, Midi Lang Dee había dejado un hechizo en el subsuelo, eso y su presencia había mantenido lejos a La cosa mala, por supuesto las obras y su deceso reciente le habían dado carta abierta al cambiaformas para regresar a la ciudad.
Aunque podía fácilmente repetir el mismo conjuro de Midi Lang Dee, ella no iba a ser tan amable. La última vez había tenido que huir de esa cosa, eso seguramente lo recordaba y no dudaría en aparecerse pues sabía que ella no representaba un peligro, eso lo aprovecharía. En casa había preparado la cazuela enterrándola en una caja con tierra, iba a ser una trampa a distancia pero la cruz de espino iba a ser conjurada in situ, haría sufrir a esa cosa tanto como fuera posible.
Regresó a la calle de su primer encuentro y no tuvo que esperar demasiado, pronto notó una sustancia grisácea filtrándose por las coladeras de la calle, tomando forma hasta casi volverse una fuente de pestilentes emanaciones que en marejadas empezaba a acercársele. Haydee cruzó sus manos, imitando una forma cóncava y sonrió maliciosamente cuando la onda pestilente se detuvo en seco, había reconocido la forma del perol que imitaba con sus manos y entonces retrocedió el par de metros que tan amenazadoramente había ganado segundos antes pero era demasiado tarde.
Haydee gritó y al instante el asfalto de la calle voló en pedazos revelando una forma oculta en la tierra, el manatial pestilente empezó a coagularse pero eso no evito que parte de su sustancia cayera sobre la cazuela enterrada, la hasta entonces silenciosa forma emitió un crujido y algo parecido a un lamento desestabilizó la forma que pretendía adoptar impidiéndole huir. Al momento, Haydee recitó en arameo y una enredadera empezó a crecer de la tierra cercando al cambiaformas. La cosa empezó a rugir y chirridos como de uñas raspando el metal saturaron la noche conforme la enredadera de cruz de espino rodeó a La cosa mala, ésta empezó a mutar pretendiendo escapar pero retraía su sustancia tan pronto como tocaba la enredadera, su sufrimiento y desesperación parecía ser cada vez mayor. Haydee terminó el rito y la enredadera se ciño fuertemente a la cazuela formando una especie de domo alrededor de ella. La cosa mala atrapada dentro del cazo lanzó un último lamento y la calle quedó en completo silencio.
Excitada se acercó a los restos del conjuro, los examinó por unos instantes y luego con mucho cuidado los colocó dentro de una caja de acero, llevando todo el paquete hasta su auto, debía apresurarse pues el perol en su piso tenía que ser destruido a la brevedad posible. Arrancó el auto y antes de partir se permitió arreglar un poco la calle con un hechizo de reconstrucción, después de todo no había hecho nada por los restos derretidos con NAPALM la noche precedente y a ella le gustaba esa ciudad.

El autor: nunlex@yahoo.com.mx

Author: josepmaria

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