haydee la bruja agnostica 1

HAYDEE LA BRUJA AGNí?STICA 1. EL CASO ALEX.

I. Matar a un vampiro siempre le era desagradable.

Un mensaje en su laptop siempre significaba trabajo, nadie a excepción de Tageslicht le escribía y eran lo suficientemente pragmáticos como para olvidarse de cordialidades, el trabajo siempre era prioridad, eso había quedado muy claro y mucho antes de que fuera reclutada, al final del segundo milenio cuando llegó a este reino desde una tierra paralela. Sin embargo, nadie la observaba en ese momento o al menos eso querían que creyera y el mundo no se iba a acabar por retrasar 30 minutos la lectura del informe, necesitaba una ducha y dudaba que alguien se lo reprochara.
Fue hasta el cuarto de baño pequeño pero confortable y el vapor del agua pronto la envolvió en un relajante sopor. Sus manos describieron movimientos sutiles conforme el agua empezó a resbalar por su frente, través del cuello y entre sus pechos. Tomo una esponja y frotó sus piernas con movimientos circulares y suaves, recorrió los pies y la parte interna de los muslos, los brazos y la nuca… Sus labios carnosos se entreabrieron pausadamente y suaves caricias recorrieron una y otra vez el valle profundo entre los senos, deteniéndose de cuando en cuando para masajear los pezones. Se olvidó de la esponja y dejó que sus manos resbalaran libres entre sus pechos hasta llegar a su entrepierna en donde se entretuvo girando dentro de ella, quizás mas tiempo del que la simple higiene requería.
Cuando terminó de ducharse acercó la laptop hasta la cama, justo a lado de la ropa que vestiría ese día. Colocó la bata de toalla en una silla que hacía las veces de tendedero y esperó a que abriera el archivo mientras se secaba el cabello, se enfundaba en una pequeña tanga negra cuando empezó a leer.
“Distrito de LaRua, ver anexo: mapa con señalización de las áreas de interés. Hace dos semanas un sujeto llamado Alex, a veces referido como “el” otras veces como “ella” ha estado operando en el distrito, se rumora búsqueda de donantes. El análisis de las victimas descarta tráfico de órganos, aunque se ha detectado una proteína extraña en suero y una considerable pérdida de sangre.”
El resto de la información detallaba algunos de los casos y los perfiles de las victimas. Al final del informe, se leían las perspectivas del caso que en esta ocasión se resumían en una sola línea: “presumible participación de vampiros.”
Se había olvidado por un momento de los pantalones, aún a la altura de las rodillas. No era la manera en que ella hubiese deseado empezar el día, en el pasado había tenido un par de encuentros con vampiros y la mayoría de los casos habían terminado muy mal, al menos para una de las partes. Matar a un vampiro siempre era desagradable. Se trataba de una operación que requería proximidad si se deseaba estar segura de que en efecto, aquel hubiese muerto y en ese sentido no debían existir dudas. Un corte rápido que desprendiera por completo la cabeza del cuerpo era el método mas efectivo, la magia solo en casos extremos debía usarse y de preferencia una vez que el corte fuese hecho, para incinerar el cuerpo y desaparecer rastros, ella lo sabía muy bien.
Mientras se calzaba las botas pensó que tal vez, no fuese necesario llegar a tales extremos, contrario a lo que la mayoría suponía de ella, matar no le causaba placer y prefería evitarlo tanto o mas como le fuese posible, deseaba que se tratara de otra cosa, un psicópata, distribución de fármacos radicales o algo con lo que la policía local pudiera lidiar. Sonrío tan pronto se dio cuenta del absurdo, en primera la policía era lo suficientemente incompetente como para no hacer nada hasta que la prensa hiciera preguntas. En segunda, si Tageslicht le había enviado el informe, era porque temían o sabían algo mas de lo que en el archivo constaba.
Fue hasta la cómoda en busca de un paliacate, con desgano, como sabiendo de antemano lo que el espejo le regresaría al verlo, levantó la mirada para vestir la marca en su cráneo, ese signo extraño tatuado en su cabeza y que impedía le creciera el cabello, dándole la apariencia de un monje franciscano y que se obligaba a cubrir. Era verdad, la migraña de los últimos días no le había dejado un buen aspecto, la imagen reflejaba unas lastimeras ojeras de doble sentido que en nada favorecían a sus expresivos ojos verdes, se veían tan mal que nadie hubiese podido creer que esos labios desencajados y en eterna mueca de asco, fuesen capaces de la dulzura de un beso, de una expresión de consuelo… la burla demacrada en el espejo a la que llamaba rostro, le pedía vacaciones urgentes, no de su trabajo, de la vida en general. Forzó una sonrisa mientras se servía whisky en un vaso a manera de desayuno-cena y buscaba el labial púrpura sobre la cómoda. No tenía idea de donde lo había puesto o si aún lo conservaba, la sonrisa falsa fue sustituida por una mueca irónica al observar la punta que dibujaban sus pezones sobre la tela de la blusa, ajustada al máximo sobre la curva de su pecho doble D.
-Al diablo, nadie me ve la cara lo suficiente como para maquillarme. Se olvidó del labial y vistió la cazadora de piel negra “totalmente palacio” que tanto le gustaba, antes de salir de la habitación rumbo a la zona marcada en el mapa del informe.

II. Un rasgo genético gigararo.

Muy bien, ya estaba en LaRua específicamente en el par de calles que los que sabían, llamaban “41”, remembranza, burla, algo parecido a un evento desafortunado de inicios del siglo XX de este reino, específicamente para el país en el que se encontraba. Sin duda lo que mas llamaba la atención del caso no era el aspecto medico sino mas bien, la ambigíŒedad de genero del presunto Alex, referido como “el” y “ella” en el casi 50% de los eventos. No le entrañaba por tanto que operara en la “41” donde la diversidad sexual era regla haciendo mas difícil identificarlo.
Alex había elegido a sus victimas en las áreas underground del 41, eso lo acercaba al perfil vampirico clásico y trabajaría de momento con eso, buscaría un bar de corte oscuro pero con clase, sus victimas no eran clientes de cualquier pocilga.
“Apoptosis” se leía en un discreto anuncio sobre una entrada de bar al que decidió entrar, no era raro que el edificio en el que se encontraba el lugar, fuera una construcción antigua, de corte colonial y hasta “místico”, el lugar perfecto para tomarse un trago y de paso, dejar sobre la barra un hechizo de palabra, el mismo que automáticamente le diría si se utilizaba el nombre de Alex.
Como portadora de un rasgo genético gigararo, podía alterar la estructura misma de la realidad… de alguna forma. Su versión particular de ese talento, le permitía energizar y utilizar cualquiera de los sistemas místicos de fe preexistentes, no importando lo ridículo o falso de ellos. En su opinión, el kabala, el druismo y wicca. Sincretismo como palo mayombe, santeria y vudu. Poderes síquicos y technociencia. Todos eran falsos, engañosos, patéticos e irreales. Sin embargo, su poder hacía de todas esas creencias absurdas algo real, lo único que necesitaba era fuerza de voluntad, la referencia adecuada y podía hacer que la magia funcionara. En los bolsillos sin fondo de su abrigo, guardaba referencias útiles del Helium y el Malleus maleficarum, un gran número de símbolos de ocultismo, druismo, vudu, tarantinismo. Sabía perfectamente que no podía conciliar esos sistemas contradictorios, ya que todos los consideraba falsos y por ende no creía en ninguno de ellos pero aun así podía usarlos. Si se lo preguntaran, tal vez admitiría que era una bruja agnóstica de otra dimensión, neurótica, alcohólica y bisexual. Pero no estaba muy segura de que a alguien te interesara todo eso.

III. Justo en ese momento no tenía tiempo para ella misma.

Al principio, cuando aprendió la técnica hacía muchos años atrás, le había sorprendido lo efectivos que eran para encontrar personas los hechizos de palabra, conjuros simples activados cuando se pronuncia cierto vocablo, especialmente nombres, no hizo falta mucho para reconocer lo bien que responde la gente ante su propio nombre. No había de hecho nada extraño en ello, se trataba de una variante del “efecto de fiesta de cóctel”: mucha gente, conversaciones cruzadas y ruido, apenas alcanzas a oír a la persona con la que charlas sin embargo, escuchas perfectamente cuando alguien pronuncia tu nombre. La escala en la que operaría el hechizo de palabra que había conjurado era mucho mayor y desde luego, sería capaz de saber donde y cuando haría su aparición Alex, si es que actuaba esa noche lo que parecía no iba a ocurrir, al menos no el Alex que ella estaba esperando y no en los bares en lo que previo escocés en las rocas había sembrado sus hechizos.
Ya era muy tarde, o muy temprano según la perspectiva que se tuviera de la diversión como para que fuese a ocurrir nada y estaba dispuesta a irse cuando escucho la palabra. Durante el trascurso de la noche otras decenas de personas habían activado el conjuro pero esta vez el pulso se sentía diferente. Rápidamente desplegó un mapa y buscó el origen de la llamada “barriendo” con los dedos el área señalada dentro de un triángulo rojo, sintió un pinchazo justo sobre la esquina de Madero y ***, era el apoptosis, el primer bar al que había entrado y por un momento lamentó el no haberse quedado en el lugar. En ese instante, cuando estaba lista para guardar el mapa en uno de los bolsillos y salir apresuradamente rumbo al bar, una chica rubia con pupilentes amarillo-vampiro de peluche y de tez aún mas blanca que la tiza, prácticamente vertida en un minivestido de terciopelo púrpura, el cual la hacia ver mas exuberante de lo que era en realidad, se le acercó poniendo tal vez demasiado interés en el mapa sobre la mesa.
-Estas perdida? Tal vez pueda ayudarte.
-Encontré lo que estaba buscando gracias, y disculpa pero tengo que irme.
-Oh, esta bien, no quise molestarte.
Su acento era particularmente seductor, posiblemente extranjero y por un momento se olvidó que el sujeto había aparecido y que debía encontrarlo antes de que saliera del área de influencia del hechizo, no tenía mucho tiempo sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con los suyos y al sentir su mirada esbozo una leve sonrisa, la chica le correspondió con un guiño tremendamente sensual, tanto que sintió la suficiente curiosidad como para preguntarle.
-De donde eres? Tienes un acento que no es común por aquí.
-En serio? Es la primera vez que me dicen algo así… de hecho vivo cerca de aquí y se que tienes que irte pero, puedo invitarte un trago antes de que te marches?
-No, lo siento en verdad quizás en otra ocasión. Salió apresuradamente, maldiciendo que justo en ese momento no tuviera tiempo para ella misma, tal vez era cierto y regresaría en otra ocasión, esos vestidos de terciopelo púrpura la enloquecían, si tan solo le hubiese preguntado su nombre.
IV. Aquel tomo había visto sus mejores épocas hacía mucho tiempo.
No fue difícil encontrarlo pues el hechizo lo hacía tan evidente como si le hubiese caído encima una lata de pintura fluorescente, estaba en una mesa apartada del bullicio del bar, fue entonces que recordó porque había dejado el lugar. El sujeto era rubio y hasta donde podía distinguir obscenamente guapo, vestido a la usanza dark y sosteniendo un vaso de whisky. Al parecer su buen gusto no se limitaba solo a las bebidas ya que era difícil definir quien era mas atractivo, si él o la mujer con la que charlaba. Si era quien ella creía, debía alejar a la chica lo antes posible, de preferencia antes de que salieran del bar eso facilitaría mucho las cosas, por otro lado, si no era su hombre entonces le iba a jugar rudo pero el riesgo valía la pena, después de todo le iba a salvar la vida y siendo tan bella con toda seguridad encontraría a alguien menos peligroso.
Pidió un escocés solo y buscó una mesa libre desde la que pudiera observar sin problemas. Se dedicó a estudiar a la chica, debía encontrar algo que pudiera usar para alejarla, buscó en la bolsa interna de la cazadora pues no se le ocurría nada y necesitaba alguna referencia rápida. Hojeó el Helium un par de veces, era una edición vieja y no acostumbraba juzgar un libro por su pasta pero sin duda, aquel tomo había visto sus mejores épocas hacía mucho tiempo. Encontró un filtro de lujuria: “instinto de la rata”, si Alex era un maldito bastardo, entonces la chica se alejaría de él inmediatamente, como las ratas que perciben anomalías genéticas en los machos con los que pretenden aparearse, así ganaba tiempo con un solo pase mágico. Antes de recitarlo se aseguró de que fuera temporal, una chica debe aprender a cuidarse por si misma. Desconocía su nombre así que usaría a Alex como conducto, lo dictó entre dientes y esperó unos segundos a que surtiera efecto. Mientras eso ocurría, se dijo a si misma que si algún día llegaba a inventar sus propios encantamientos, les pondría nombres menos ridículos.

V. Un piercing de titanio.

Entraron a un edificio de departamentos de cuatro pisos, sorprendentemente no percibió a nadie en el, estaba por completo vacío. Alex se giro hacia ella atrayéndola hacia su cuerpo… hacia su boca y labios que se pegaron a los suyos, su lengua penetro en su boca suavemente mientras sus enormes senos se aplastaban contra su pecho. Siguieron besándose, boca, mejillas, cuello… acariciándose apenas sobre la ropa dejando que se elevara la mutua excitación y dirigiéndose de apoco hacia un lugar mas propicio. Mientras se besaban la despojó de la cazadora, ésta cayo pesadamente al piso, a nadie debía extrañarle las cosas que guarda una chica en su abrigo mucho menos si es una bruja.
Ella le desabrochó la camisa, apartando con ambas manos las escarolas y revelando un torso marcado y estético, deslizó las mangas hacia abajo y entonces comprobó que tras la holgura de la seda existían brazos musculosos. El instinto de la “chica-rata” la había llevado por la senda correcta, Alex sin duda era mas de lo que parecía ser: un tipo que no sabía decir que no a una chica incorrecta, restregándole los pechos en la cara.
Aún en completa oscuridad, distinguía solo un sofá de tres cuerpos, botellas de vino vacías y una mesa de centro, una puerta de acceso a una habitación que seguramente no visitaría esa noche. O se trataba en efecto de un soltero minimalista o el apartamento se rentaba con lo mínimo habitable, el centro de operaciones perfecto para lo que fuese que hiciera.
Alex se desplomó en el borde del sofá principal, quedando su boca a escasos centímetros del obligo seductor de Haydee portador de un piercing de titanio, quien sabe que otras maravillas podrían encontrase mas abajo. La lengua de Alex estaba ahora en su vientre, rodeando el ombligo y jugando con el arillo metálico, Haydee suspiraba fuertemente mientras sentía como las manos delicadas de Alex recorrían la línea de su espalda hasta sus hombros y de ahí bajando hasta acariciar sus nalgas aún sobre el pantalón de mezclilla.
Su mirada decía lo que esperaba de ella en ese momento y siguiendo el borde de la blusa, levantó los brazos por encima de su cabeza quedando desnuda. Sus pechos se bambolearon por un momento para luego caer pesadamente, haciendo mas evidente el enorme esfuerzo que hacía la tela para soportar el peso de sus senos ya que nunca usaba sujetador, sus pezones se dibujaban excitados y duros y él comprobó su sensibilidad al recorrerlos en círculos con la punta de los dedos para luego masajearlos en su totalidad. Alex bajó la cabeza, lo suficiente para atrapar uno de los pechos de Haydee entre sus labios, chupándolo con una ternura que al principio le sorprendió y que posteriormente le dijo que sin duda, estaba en contacto con su lado femenino mas de lo que podía adivinarse por sus facciones delicadas y uñas manicuradas.
Empezó a gemir al mismo tiempo que la atraía hacía su cuerpo, dejándola a horcajadas sobre sus piernas aún con los pantalones puestos pero sobre los que se adivinaba una prometedora erección pertinaz. Alex succionaba sus pechos de mil maneras distintas, mordisqueaba alternativamente uno y otro pezón, su lengua se deslizaba por aquellas circunferencias que parecían no terminar jamás y que amenazaban con ahogarlo de no tener cuidado.
El departamento se encontraba en completo silencio, solo se escuchaban los suspiros propios del momento así que cuando un ruido metálico, apenas perceptible detrás de la puerta se escuchó, la hizo reaccionar inmediatamente, conocía ese sonido, era típico de las cerraduras de los Medpack. No percibía a nadie mas en el edificio sin embargo al parecer no estaban solos, así que se arriesgaría un poco.
-hay alguien mas en casa, Alex?. La mirada de Haydee hacía evidente que no aceptaría evasiva alguna. Alex por su parte parecía sorprendido ante la pregunta y titubeó cuando ella agregó sonriendo –alguien que quizás desee acompañarnos?.

VI. Sincronía.

La puerta de la habitación se abrió de pronto y solo lo suficiente para revelar al tercer ocupante del departamento. La sombra fue consolidándose a medida que se aproximaba, entonces pudo distinguir una falda negra a media pierna, un sweater oscuro, probablemente azulado y ajustado que se pegaba sobre unos senos menudos, cabello rubio corto y cuidadosamente cepillado. El parecido entre ellos era impresionante.
-Soy Alex…
-Somos gemelos… no te incomoda cierto?
Como única respuesta la tomo de la mano atrayéndola hacia abajo para acercar su boca a la suya. Entreabrió los labios para besarla suave y cadenciosamente, mientras que Alex volvía su atención a donde era necesaria. En el momento en que su lengua jugo dentro de su boca, de la misma manera en que lo había hecho anteriormente Alex y paladeo su saliva mezclada con la suya, comprendió la situación y porque a pesar de lo que su cuerpo le decía, espiritualmente era incapaz de percibir a la recién llegada Alex.
A partir de entonces, el baile corporal entre los tres hizo difícil saber quien cogía a quien y bajo que orden. Alex subió su falda hasta casi el límite con la ingle, dejando al descubierto un coño afeitado por completo y deliciosamente húmedo. Una mano anónima se deshizo del pantalón de Alex mientras Haydee se metía por la boca su miembro, poco a poco poniéndolo mas duro mientras que a su espalda, las manos de la femenina Alex le acariciaban las nalgas, al mismo tiempo que deslizaban hacia abajo su pantalón, quitándole la desde hacía rato empapada tanga de un firme tirón, acariciándole el coño con los dedos.
Alex tomo a Haydee por la cadera y le dio la vuelta para penetrarla desde atrás, ella suspiró y cerro los ojos. Así no vio que al igual que el sweater azulado de Alex, su sostén negro de media copa voló detrás del sofá. Cuando recupero el aliento y el instrumento de Alex no se introducía más en su interior, sino que iba y venía en un ritmo constante dentro de ella, abrió los ojos, encontrándose los senos de Alex justo a la altura de su boca y no hizo mas sino atraparlos con sus labios para chuparlos como desesperada. Los pequeños senos se erguían con los pezones duros, Haydee hundió la cara entre ellos para olerla, recorrió con su lengua los pezones erectos, provocando que se pusieran aún mas duros.
Las fuertes embestidas de Alex dentro de su coño, hacían que los pechos de Haydee se movieran libremente, botando arriba y abajo cortándole el aliento. Alex se arrodillo entre sus piernas, abrió los labios vaginales de Haydee y empezó a lamer en su interior, mordiendo levemente y cercando con su lengua el hinchado clítoris hasta atraparlo con su labios, chupandolo, y trabajando con la lengua a todo lo largo de su coño. Los golpes de la cadera de Alex contra sus nalgas se hicieron mas rápidos y contundentes, fue cuando Haydee ahogó un gritó, al sentir como Alex le sujetaba con sus manos las tetas, empezando a acariciarlas y masajearlas suavemente al principio pero más rápido y fuerte, conforme aumentaba el ritmo de su penetración. En un momento dado, alzó sus pechos hasta casi rozar su barbilla, ella entendió la maniobra y empezó a mamar sus propios pezones alternadamente, el placer era tal y el orgasmo se acercaba tan aprisa que se había olvidado por completo de lo que había planeado.
El placer la inundaba por completo, sus jadeos eran cada vez mas intensos, sus tetas subían y bajaban al ritmo de la penetración y apenas podía distinguir a Alex entre sus piernas pero la expresión de lujuria en su mirada decía que estaba gozando tanto como ella… De repente, Haydee abrió súbitamente los ojos y comenzó a gemir y gritar desaforadamente, sus jadeos fueron sustituidos por débiles quejidos conforme las marejadas de placer se hacían cada vez mas espaciadas, en los estertores finales del orgasmo Alex bebió toda la corrida de Haydee.
Sin decir nada, cambiaron de lugar y Alex se montó sobre las piernas de él, frente a frente y clavándose su polla sin preámbulo alguno. Ella gimió sorprendida ante lo brusco pero su vagina ya se había acostumbrado al miembro de Alex y éste silenció cualquier protesta de su parte con un salvaje beso, algo le decía a Haydee que no era la primera vez que cogían juntos. El instrumento de Alex se amoldaba perfectamente al depilado coño de su hermana, parecía que habían sido hechos el uno para el otro. Así pues, mientras Haydee observaba atenta, el vaivén incesante de las nalgas de Alex conforme el bombeo se hacía mas delirante, empezó a realizar nuevas caricias, mordisquear nuevos rincones del coño de Alex, chupar con más fuerza, lamer con más suavidad, de cuando en cuando introducirle un par de dedos a ella por el ano… Los gemidos de ambos se hicieron más intensos y sincronizados, entonces supo que el momento se acercaba. Un fuerte golpe en la nuca dejó inconsciente al Alex masculino y la chica pesadamente se desplomó sobre él, lentamente empezaron a fusionarse. El juego había terminado.

VII. Sin duda un gran día.

Haydee observaba desde la ventana cuando las unidades llegaron, para ese entonces empezaba a amanecer y Alex yacía inconsciente en el piso, encerrado en un circulo de contención. No esperó a que la gente de campo inspeccionara la habitación contigua, pues ella lo había hecho minutos antes. El ruido metálico que había escuchado era precisamente la copia femenina de Alex, preparando el equipo Medpack para almacenar la siguiente muestra de sangre, es decir la que obtendría de ella.
A pesar de lo caliente que se encontraba en principio, le había molestado no percibir a nadie en el departamento hasta el ruido de la Medpack, ella era buena en eso y conocía a muy pocas personas que podían escaparse de su percepción. No estaba asegura de lo que podía obtener cuando propuso el trío, pero cuando apareció súbitamente el tercer elemento, sabía que algo turbio además de lo obvio se escondía detrás de los supuestos gemelos. Sus sospechas se hicieron mas fuertes tras el beso, el sensual movimiento de su lengua en su boca, el sabor cálido de su saliva era idéntico en ambos Alex, sus sospechas se confirmaron con la perfecta sincronía previa al orgasmo, no era una incestuosa pareja de hermanos, era mas bien un tipo de masturbación en la que uno de los dos en realidad no existía, era un duplicado. Un hombre caliente difícilmente rechazaría un trío, sobre todo si él, es dos de los participantes.
El modus operandi aunque miserable era bastante efectivo, uno de ellos y alternando géneros según la victima para despistar, se encargaba de la seducción mientras el otro esperaba el momento mas vulnerable para obtener lo que le venía en gana, así, además de la muestra de sangre conseguía una ganancia secundaria. Por otro lado, para quien trabajaba y que hacía con las muestras, era algo que Tageslicht debía averiguar por si mismo, sin duda tenían gente mucho mas capacitada que ella para obtener esa clase de información, en lo que a ella concernía su trabajo había terminado, no había matado a nadie y aunque las ojeras seguían ahí bajo sus ojos, sin duda había sido un gran día.
EL AUTOR: nunlex@yahoo.com.mx

Author: josepmaria

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