El arrimón.

Subí al camión de la ruta Rosario- Aragón, que se encontraba llenísimo, me fui recorriendo desde la entrada hasta quedar un poco en medio, frente a mi se encontraba una joven, acinturada y nalgona, con un vestido muy delgado de una pieza, color salmón y zapatillas negras, o sea, una vestimenta, propia para el mes de mayo en la Ciudad de México.

Traté de no molestarla, y me recorrí a un lado, dejando mi polla, fuera del contacto de sus nalgas, pero como no había espacio me conformé con poner mi polla entres ella y otra persona. Pero al pasar unos minutos, ella se acomodó, poniendo su rajita, centrada en mi pene, al darme cuenta de la maniobra y de que la joven estaba apetecible, mi querido Priapo, también reaccionó levantándose de su letargo, por lo que poco a poco, venciendo la resistencia de mi slip y el jeans que traía ese día, fue adquiriendo su tamaño de 15 centímetros erecto, nada del otro mundo, pero la joven sintió el grosor del mismo, que es mi orgullo, sus dos pulgadas de grueso, no pueden pasar desapercibidas. Sentí como se me repegaba y como sus nalgas giraban, gozando de la sensación que mi paquete le proporcionaba.

Todo el trayecto, ella fue disfrutando de la sensación de llevarme pegado como lapa a su redondo trasero. Y en vista de que ella lo estaba pidiendo, pase mi mano por su breve cintura, palpando sus nalgas, percibí que esto le gustaba, por los pequeños estremecimientos de su cuerpo, tal parece que le estuviera dando pequeñas descargas eléctricas, hasta llegar a Insurgentes, que pidió la bajada.

Yo me amensé un poco, por mis propias sensaciones, y no reaccioné, hasta que casi había arrancado el autobús. Pero, me despabilé a tiempo para bajarme, antes de que arrancara el bus.

La morena había caminado rumbo a Insurgentes. Y yo la seguí corriendo.

Al tenerla a mi alcance, casi le grité, señorita, señorita. Ella volteo y me sonrió. Le dije, no te espantes, pero quiero conocerte, como te llamas. “Me llamo Elena”. me dijo.

Yo me llamo Eulogio, oye me gustaste mucho. Y ella con una sonrisa y viéndome a los ojos, me contestó – Y Tu a mi también. Te gustaría tomar un café conmigo. Y ella me dijo, – no puedo, voy de prisa, pero te doy mi teléfono, si me hablas quedamos en una cita, que te parece, estas de acuerdo. Y me extendió un papel con su mano. Háblame y diciendo esto siguió caminando, rumbo a Insurgentes, donde tomo un camión con dirección a Ecatepec.

Al otro día era sábado y el papel con el teléfono lo tenía en mi pantalón, al parecer es un celular, por lo que le marqué y me contestó ella. Me dijo: Que bueno que me llamaste, estaba esperando tu llamada, mira, que te parece si nos vemos en el Vips de Montevideo. En dos horas, está bien?. Yo le contesté  – Si, claro, ahí nos vemos.

Estaba muy nervioso, pero a la hora convenida, llegué antes que ella, no la conocía bien, y no sabía si la reconocería.

Pero cual no sería mi sorpresa, que llegó con el mismo vestido, que tanto me había gustado.



Se dirigió a mi mesa y yo me paré para saludarla. Estuvimos platicando y tomamos un café. Al fin ella misma me preguntó.

– Bueno entonces vamos a ir a un lugar más intimo, no?. Yo dije claro, a donde quieres ir, y me dice:

– Pues mira, aquí cerca de aquí  hay un lugar que ya conozco, vamos ahí. Le dije, como tu quieras esta bien.

Así, que llegamos a un Hotel y pasamos directo al cuarto. Allí ella me abrazó y nos besamos, cachondeandonos los dos. Luego ella me da la espalda y me dice, quiero sentir tu polla  igual que ayer,  que bien la sentí. Ahora quiero tocarla, por lo que empieza a bajarme el cierre del jeans, y a desabrochar el cinturón, por lo que libera mi verga, la que estaba totalmente erecta. Y me dice, “Que belleza, mmmh, que rico y está llorando, que rico sabe tu lechita, mmmh,  mumm. Al mismo tiempo, empieza a quitarse el vestido que salió muy fácilmente, quedando en liguero, pantaletas y bra.

Se levantó y se dirigió a la cama, diciéndome, ahora quiero que tu me comas, mi amor. Tirándose en la cama de espaldas y abriendo ampliamente las piernas. “Rápido, quitame las pantaletas, estoy ardiendo”.

Por lo que obedezco y retiro su bikini, acariciando su rajada, la cual estaba toda mojada. ” No me hagas esperar mi amor, no vez como te deseo?

Así, así, mete toda la lengua, si mmmh, mmmmm, más, más, que rico. Agarrandome la cabeza, como si quisiera incrustarme en su vagina.

Su  vagina, tenía un agradable sabor, que emanaba su leche, un poco saladito. Mgy…. mmmhhmmm, asímmmm, amoooor. Huuuuuuyyyy.

Yo estaba con mi verga dura como fierro, por lo que, me safe y se lo metí todo de golpe, pero como estaba tan mojada, no se quejó al contrario. Que deliciiiiaaaa, sigue, más, asííí,…… mmmmmhmm, más, dame mááásss…… mmmh.

Hasta que caí exhausto sobre ella, derramando todo mi semen dentro de su vagina.

 

Author: Isaac Mentir

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