El Suspense

Son varios relatos, todos de contenido heterosexual y variados.Hace tan sólo unas horasrnrnrn Los rayos del sol penetran por la ventana de mi habitación y la claridad me despierta, alargo la mano en tu busca y no te encuentro, ya no estás, te has ido sin despertarme. Tan sólo queda ya en mi cama el calor que tu cuerpo ha dejado sobre las sábanas y tu fragancia, también se perciben los aromas del incienso y la cera de las velas quemadas. Todo ello me hace evocar los momentos vividos hace tan sólo unas horas.rnrn Llegué a casa alrededor de las nueve de la noche, nada más abrir la puerta, el olor del incienso me dijo que estabas en casa. Caminé hasta la habitación y allí me encontré un reguero de velas perfumadas encendidas que conducían hasta el cuarto de baño, me asomé a la puerta de éste y allí te vi, como si de un altar se tratase, innumerables velas de distintos colores y tamaños te adoraban, sus llamas dibujaban sombras por todo el cuarto de baño y tú mientras, me mirabas desde la inmensa bañera repleta de agua caliente y espuma. Tan solo se veían tu cara, tu cuello y tus brazos.rnrn El agua está en su punto, ¿a qué esperas para venir a frotarme la espalda?rnrn No te esperaba hoy, creí que no vendrías hasta el sábado. Dije mientras comenzaba a desnudarme.rnrn La semana se me hacía interminable sin estar contigo, así que hice una escapadita, mañana he de volver pronto.rnrn Yo también te he echado de menos. Dije mientras la besaba y me metía a su lado en la bañera.rnrn El agua casi quemaba, tal y como a ti te gusta, la espuma y las sales con aroma a jazmines envolvía toda la bañera. Me coloqué frente a ti y te acercaste a mí, me besaste con pasión, tus carnosos labios devoraban mi boca, tu lengua bailaba con la mía en un abrazo húmedo. Colocaste tus piernas sobre las mías y te aproximaste más a mí, notábamos la cercanía de nuestros sexos. Separaste tu boca de la mía y me miraste, recostaste tu cabeza en mi pecho mientras yo acariciaba dulcemente tu nuca y tu espalda.rnrn Necesitaba estar a tu lado, sentirte, tener tus besos y tus caricias, notar el roce de tu piel. Las noches en soledad se me hacen interminables, tu recuerdo no me basta, necesito sentirte a mi lado. Dices como una niña mimosa a quien le impiden hacer algo.rnrn Mi amor, yo también te necesito, esta distancia que nos separa me quema por dentro, disponer tan sólo de los fines de semana para nosotros me sabe a poco, mi cuerpo añora al tuyo, es como si me faltara una parte de mí. Te digo mientras te acurrucas más sobre mi pecho y yo te abrazo con fuerza.rnrn Nos besamos nuevamente, con frenesí, como si nada más en la tierra existiera, solo nosotros dentro de la bañera. Noto tus manos bajar por mi pecho, por mi vientre, hasta alcanzar mi sexo. Lo acaricias dulcemente, juegas con él y lo masajeas con lentitud, percibiendo sus latidos y como parsimoniosamente va aumentando su tamaño.rnrn Mis manos bajan por tu espalda hasta llegar a tu culo, lo acaricio, lo aprieto sintiendo su turgencia, recorriendo tus nalgas. Te acaricio íntimamente, mi mano roza tus labios vaginales, los recorre delicadamente, nuestra respiración se hace más rápida.rnrn Tus manos recorren el tronco de mi excitado pene en un hermoso vaivén, de la base hasta alcanzar mi sonrosado glande. Mis dedos acarician tu ya excitado clítoris, mientras nuevamente nos besamos.rnrn Mi dedo corazón se adentra ahora en las profundidades de tu sexo, penetrándote poco a poco, notando las contracciones de tu vientre, acariciando tu interior en movimientos circulares. Mientras mi dedo pulgar continua el masaje sobre tu clítoris. Has aumentado el ritmo con el que me masturbas. Nuestras respiraciones son más agitadas, los gemidos inundan el cuarto de baño.rnrn Besas mi cuello, tu lengua lo recorre como una serpiente, tus labios absorben mi piel y un tierno mordisco me indica que ha llegado el momento, es tu manera de decirme que me quieres en tu interior.rnrn Salimos de la bañera y nos secamos sin convicción, te tomo en brazos y te acuesto en la cama. Mi boca aprisiona uno de tus pechos, mi lengua juega con su pezón. Mientras una de mis manos acaricia tu otro pecho.rnrn Mis labios cambian de pecho, tus gemidos aumentan.rnrn Lentamente voy bajando, mis labios recorren tu vientre, besan tu ombligo. Entierro mi cabeza entre tus piernas abiertas, mi lengua recorre tu sexo arriba y abajo, juega con tu clítoris, incluso intenta penetrarte. Mis dedos la ayudan, abriendo más tu sexo, como si de una flor se tratase, una flor con un néctar delicioso que fluye empapando mi cara y tus muslos.rnrn Ven. Dices mientras tus brazos tiran de mi cabeza hacia tu cara.rnrn Notas en mi boca el sabor de tu esencia, te giras sobre mí quedando encima. Apoyas tus manos en mi pecho y te sientas sobre mi vientre. Noto tu sexo ardiente y húmedo sobre mí, desplazándose hacia atrás hasta que tus nalgas tropiezan con mi pene completamente erecto. rnrn Me chupas y lames los pezones mientras mis manos juegan con tus pechos. Levantas tu cara y me miras a los ojos.rnrn Te quiero. Dices mientras levantas tu cuerpo lo justo para alcanzar con una de tus manos mi polla y acercarla a la entrada de tu vagina.rnrn Te quiero. Te digo, mientras poco a poco te dejas caer sobre mi polla penetrándote tiernamente.rnrn Me adentro en tu interior con un placer embriagador, tu sexo me absorbe, me devora, me aprisiona. Nuestro ritmo es muy lento al principio, nos gusta comenzar así, ver nuestras caras, besarnos, disfrutar de nuestros gemidos, acariciarnos.rnrn Poco a poco ir aumentando el ritmo, disfrutando cada segundo, penetraciones profundas que acarician todas tus paredes vaginales, contracciones pélvicas y rugidos de tu garganta me indican que tu orgasmo está al llegar.rnrn Aumento el ritmo de la penetración, quiero alcanzar el orgasmo a la vez que tú, gemidos de placer salen de nuestro interior.rnrn Noto como tu sexo me está empapando y en ese instante yo también estallo, derramándome en tu interior, disfrutando ambos de un placer indescriptible.rnrn Te recuestas sobre mi pecho, aún estamos unidos, no he salido de ti, los dos exhaustos, empapados en sudor. rnrn Nos besamos, nos acariciamos y nos decimos hermosas palabras y también alguna tontería como si fuéramos unos quinceañeros. Me encanta la expresión de tu cara después de hacer el amor, tu mirada es más profunda, más brillante, tus mejillas sonrosadas, tus labios más rojos aún si cabe, gotas de sudor que perlan tu frente. Jamás has estado tan hermosa como en ese momento.rnrn Te amo, te amo como jamás he amado a nadie en este mundo. Te susurro mientras beso tus labios.rnrn Te amo. Nos fundimos en un dulce y cariñoso abrazo.rnrn Y así, pausadamente reponemos fuerzas.rnrnLa noche fue larga y hermosa, y nuestros encuentros apasionados varios. Ahora, sólo sobre la cama, rememoro cada instante de esta noche pasada a tu lado. Giro la vista hacia la mesita y allí veo tu nota:rnrnTranquilo mi vida, tan solo faltan dos días para volver a vernos. Besos, te quiero.rnrnEs cierto, el sábado está próximo.rnrnrnrnrnP.D.: Para cualquier opinión o pregunta, o simplemente para charlar, bien por e-mail o en el msn el_suspense@hotmail.comrnrnrnrnrnMiradas que lo dicen todornrnrnPorque una promesa es una promesa:rnDedicado a Marta, o a Anna, o a Marta Anna,rno a Anna Marta, en fin, dedicado a ti.rnrnrnNi siquiera recuerdo como sucedió, todo comenzó muy inocentemente mientras ojeaba el periódico en la cafetería de la esquina, me quede embobado mirándola, no la había visto nunca antes, sus movimientos, sus gestos, todo hacía que yo la observara con mis cinco sentidos, era una chica joven de unos 20 años, sus ojos eran de color miel y movía su pelo castaño con sensualidad. Ella era el centro de atención de un grupo de jóvenes que la acompañaba y yo la miraba como si no hubiera nadie más en el local a excepción de nosotros dos.rnrnDurante unos segundos pude adivinar una mirada fugaz suya, levanté la vista pero ella evitó mis ojos, así permanecimos durante unos cuantos minutos, jugando al gato y al ratón, contemplándonos mutuamente pero sin mirarnos a los ojos, rehuyendo el encuentro de nuestros ojos.rnrnEra ya demasiado tarde, debía irme, el trabajo me reclamaba, así que me levanté, dejé el importe del café sobre la mesa y me dirigí hacia la puerta, pasé a su lado y entonces la miré directamente a los ojos, ella no evitó mi mirada, mientras avanzaba hacia la salida seguía fijo en sus ojos, y experimenté una sensación nueva, era como si de pronto todos los sonidos del mundo se hubieran callado, como si me hubiera quedado sordo, tan solo oía los latidos de mi corazón. Tomé el pomo de la puerta y por unos instantes dudé entre irme o quedarme y decirle algo. Sin embargo escogí la primera opción, salí de nuevo a la calle y de pronto todo volvió a la normalidad, los sonidos volvieron y me adentré en la monotonía del día.rnrnLo más lógico habría sido que no volviera a haber visto a aquella chica nunca más, pero la vida da muchas vueltas y el destino te depara sorpresas insospechadas. Habían pasado ya un par de semanas desde nuestro encuentro, era un viernes típico de invierno, gris plomizo, frío y lluvioso, había salido a tomar unas cervezas con unos amigos pero me encontraba algo cansado así que decidí irme a casa, las campanas del reloj de la Iglesia de â??San Juanâ? acababan de dar las dos de la mañana.rnrnMi casa no estaba lejos, pero la lluvia arreciaba y formaba una especie de cortina que no te permitía ver más allá de dos metros, aceleré el paso pues no llevaba paraguas y me estaba empapando. De pronto, al dar una esquina de la callejuela que conduce al Mercado de Las Flores me tropecé con una chica, no me dio tiempo a disculparme, cuando levanté la vista la vi, era ella, sus ojos también me reconocieron, ninguno de los dos decía nada, solo nos mirábamos, los dos solos en la calle, empapándonos bajo la lluvia, sin decirnos ni una sola palabra, el agua arrollaba por su cabello, por sus mejillas y surcos de gotas de lluvia entraban por el cuello de su jersey, en ese momento me pareció la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra y di un paso hacia ella, mis labios se acercaron a su boca y la bese, ella respondió a mi beso con naturalidad, nuestras lenguas se fundieron en un baile sensual y húmedo, mis manos acariciaban su nuca y las suyas mi cintura. Así permanecimos entrelazados durante mucho tiempo, cuando nuestras bocas se separaron ella sonrió, y dijo:rnrnSerá mejor que vayamos a algún sitio, estamos calados hasta los huesos.rnrnVen, vivo aquí al lado. â?? Y la tomé de la mano para que me siguiera.rnrn En el corto camino a casa no intercambiamos palabra alguna, puede resultar extraño, pero así fue, caminábamos entrelazados y ella apoyaba su cabeza en mi hombro.rnrn Llegamos a casa y le ofrecí algo de beber, rehusó el ofrecimiento.rnrn Estoy muerta de frío y empapada, creo que nos vendría bien una ducha caliente y poner a secar la ropa, ¿no te parece? â?? dijo con un hermosa sonrisa.rnrn Sí, tienes toda la razón â?? le dije mientras me acercaba a ella y le quitaba un mechón de pelo de su frente, para, a continuación, besarla.rnrn Los dos unidos, entrelazados, fuimos desplazándonos poco a poco hacia el cuarto de baño, tropezando con los pocos muebles que encontramos a nuestro paso, desnudándonos torpemente el uno al otro.rnrnSu piel era muy pálida, parecía una hermosa pintura de algún pintor de la escuela holandesa, su tacto extremadamente suave y sensible, algunas pecas salpicaban su bello torso, sus pechos voluptuosos, turgentes y sus pezones increíblemente grandes, sus caderas anchas, rotundas y su pubis aparecía ante mi completamente depilado, como si de una inocente niña se tratara. Era una criatura deliciosa.rnrnNuestros cuerpos disfrutaban del agua caliente que caía sobre nosotros, nuestras bocas y manos se dedicaban a explorar el cuerpo del otro. La besaba en el cuello, mis manos recorrían su espalda bajando hacia sus caderas, sus pechos se apretaban contra mí, su boca lamía el lóbulo de mi oreja y sus manos acariciaban mis glúteos.rnrnEl agua relajaba nuestros cuerpos y el vapor daba sensualidad al momento, nuestros besos se volvían mas lujuriosos, lamíamos, besábamos, mordíamos nuestros labios, nuestras lenguas exploraban cada rincón, bebíamos el uno del otro con auténtica pasión. Las caricias se volvieron más atrevidas, mis manos acariciaban sus pechos, amasándolos, jugando con sus ya erectos pezones, lamiendo y chupando éstos. Sus manos tomaron mi sexo, acariciándolo dulcemente, recorriéndolo lentamente en toda su longitud una y otra vez, practicándome una maravillosa masturbación.rnrnMi mano derecha bajó por su vientre hasta llegar a su sexo, recorriéndolo en toda su longitud, notando el sensible tacto de sus labios vaginales, descubriendo su clítoris aún oculto, su boca lamía mi cuello y un ligero gemido me indicó que mis caricias le gustaban.rnrnMis dedos comenzaron a explorar más íntimamente, separaban sus labios vaginales para descubrir la hermosa flor que éstos ocultaban, su vulva era sonrosada y se encontraba ya muy lubricada. Mi dedo pulgar comenzó a acariciar en círculos su clítoris, notando como poco a poco éste iba aumentando de tamaño y mostrándose más y más visible, mientras, mi dedo anular comenzaba a penetrarla cuidadosamente. Mi dedo se movía en su interior a ritmos acompasados, acariciando sus sensibles paredes que lo absorbían.rnrnNos besamos de nuevo, su lengua serpenteaba en el interior de mi boca, la humedad de su sexo iba en continuo aumento, decidí usar un segundo dedo para penetrarla, los dos eran atrapados por sus músculos vaginales, su clítoris ya estaba completamente erecto y sensible y sus gemidos aumentaban de tono.rnrnRetiré mi mano de su sexo y mis labios bajaron por su vientre hasta su Monte de Venus, lamiendo cada milímetro de su piel, separó más sus piernas y mi boca bajó hasta sus más íntimos labios, mi lengua los lamió profundamente, recorriéndolos en toda su extensión y abriéndolos ligeramente en cada lamida, su sabor era salado y su olor intenso, mis manos ayudaron a ir más allá, mi lengua recorrió su clítoris y mis labios puestos en forma de O la ayudaron a succionarlo, sus manos acariciaban mi cabello, crispándose cuando su placer era mayor. Mientras mi boca se ocupaba de su hermoso y mágico botón comencé nuevamente a penetrarla con dos de mis dedos, sus contracciones eran cada vez mayores, sus gemidos más intensos, noté como apretaba los dedos de sus pies, y de pronto lo noté, le llegó un orgasmo intenso acompañado de un gemido ronco, lamí y bebí su esencia como bebe aquél que está sediento.rnrnSus dedos tiraron de mi cabello hacia arriba, me separé de su pubis, los dos de pie nuevamente, me beso, notando en mis labios y boca su propio sabor íntimo.rnrnAhora eran sus labios los que bajaban por mi cuello, se apoderaban de mis pezones y los lamían, incluso los mordían y estiraban juguetonamente, sus manos acariciaban mi espalda y mis costados. rnrnSu lengua recorría mi vientre, surcaba las proximidades de mi ombligo, lo lamía y penetraba apasionadamente. Su boca bajaba, sus manos acariciaban mi culo.rnrnSus manos tomaron mi sexo, sopesándolo, con una tomó mi pene y con la otra me acariciaba y masajeaba los testículos, noté la punta de su lengua en mi glande y una pequeña descarga eléctrica recorrió mi espina dorsal.rnrnComenzó lentamente a masturbarme, sus labios se apoderaron de mi glande, sorbiéndolo, volviéndome loco con su lengua, colocó sus manos de nuevo en mis nalgas y de esta manera era ella la que controlaba mis embestidas a su boca, sus labios se abrieron más y mi polla entró más profundamente en su interior, cada vez un poquito más, hasta que entró completamente, su lengua me volvía loco y sus labios se cerraban en torno a mi pene como si de su vulva se tratara, esta dulce tortura se repitió durante varios minutos.rnrnMe estaba llevando al éxtasis, pero yo no quería terminar aún. El agua seguía cayendo sobre nosotros, la cogí de sus hombros y la obligué a ponerse en pie para fundirnos en un nuevo y apasionado beso. rnrnHice que apoyara su espalda en la pared de la ducha, ella abrió sus piernas y con sus manos tomó mi tremendamente excitado pene para conducirlo a la entrada de su sexo, introduje tan solo la punta y me quedé quieto, contemplándola, pero ella quería más, lo quería todo, puso sus manos en mis caderas y empujó con fuerza, consiguiendo que casi la penetrara completamente, un leve gemido salió de su garganta, me retiré levemente de su interior para volver a penetrarla, en esta ocasión hasta lo más profundo de sus entrañas, mientras, mi boca devoraba su pezón derecho. Así permanecimos largo tiempo, acoplados el uno en el otro, dejando que el agua caliente y el vapor cubriera nuestros cuerpos, haciendo el amor de forma cadenciosa y lánguida en unas ocasiones y de forma ruda y rápida en otras, besándonos y lamiéndonos como dos animales en celo, su sexo me atrapaba y me exprimía, nuestros cuerpos se tensaban y crispaban.rnrnrnrnrnTomó una de mis manos y la besó, introdujo uno de mis dedos en su boca y lo lamió de la manera mas lujuriosa que jamás he visto, y, a continuación llevó mi mano a sus nalgas. No me dijo nada, no necesitaba hacerlo. Mi mano se perdió entre sus glúteos buscando penetrar su hermoso culo, mi dedo presionó su entrada y su anillo lo atrapó, comencé a moverlo en su interior, notando como mi pene penetraba su sexo a través de la fina pared que los separaba. Mi dedo se desplazaba en su interior con asombrosa facilidad, así que decidí utilizar un segundo dedo, lograrlo fue algo más difícil pero conseguí que se dilatara lo suficiente para conseguirlo, una vez superado esto mis dedos se desplazaban en su interior con suavidad y seguridad, horadando su interior a la vez que mi sexo penetraba su delicada vagina.rnrnMoví mis caderas con fuerza, logrando una penetración profunda e introduciendo a la vez con firmeza mis dedos en su interior, de sus entrañas salió un profundo gemido, sus uñas marcaron mi espalda.rnrnMientras me besaba sus manos bajaron hasta mi pene, sacándolo de su interior y acariciándolo con dulzura. Tomó un bote de gel y vertió una considerable cantidad en sus manos, comenzó a masajear y a lubricar mi sexo, para luego aproximarlo a su entrada posterior que mis dedos acababan de abandonar, colocó mi glande en la entrada de su culo y muy lentamente la fui penetrando, su anillo anal comprimía todo mi pene cerrándose sobre él, los primeros momentos fueron difíciles, nuestros movimientos lentos para conseguir que su cuerpo se acostumbrara a mí y que su dilatación aumentara, mi mano izquierda masajeaba a la vez su sensible clítoris.rnrnPoco a poco, centímetro a centímetro, me introducía más y más en su interior, cada vez nos encontrábamos mas cómodos y disfrutábamos más.rnrnDecidí dar un último paso más, puse sus manos tras mi nuca y coloqué las mías bajo sus muslos, levantándola del suelo de la ducha y dejándola tan solo apoyada en la pared de ésta y en mí. La penetración ahora era más profunda, cada vez nuestro ritmo era más rápido, nuestros gemidos aumentaban a cada embestida, el clímax estaba cerca.rnrnSus uñas arañaban mis hombros y de pronto mientras nos besábamos, ella se tensó completamente, clavó incluso sus dientes en mi labio hasta hacerle sangre y noté como una inequívoca humedad mojaba mi vientre, yo tampoco podía retrasarlo más y segundos mas tarde estallaba en su interior explotando de placer.rnrnContinué dentro de ella durante algún tiempo más mientras disminuía mi erección, acariciándonos y besándonos a la vez que el agua seguía corriendo por nuestros cuerpos. rnrnEsa fue aquella noche tan especial, una noche en la que casi no hubo palabras, una noche en la que solo hubo pasión, una noche que surgió de unas miradas, unas miradas que en ocasiones lo dicen todo.rnrnrnP.D.: Para cualquier opinión o pregunta, o simplemente para charlar, bien por e-mail o en el msn el_suspense@hotmail.comrnrnrnrnrnRecordando el ayer.rnrnrn Es curioso lo que el subconsciente te hace recordar; una imagen, un sonido, una palabra que en principio no significaría nada, puede hacer que tu mente vuelva atrás, al pasado, como en el flashback de una película.rnrn Eso es precisamente lo que me ha pasado hoy mientras vagaba por un centro comercial, atiborrado de gente en busca de alguna ganga en rebajas. Pasaba por la sección de camisas de caballero como un fantasma, sin mirar siquiera la ropa, dejándome envolver por el bullicio y el ruido de la gente y de pronto he escuchado unas risas y unas palabras de una conversación que provenía de algún probador â??.. jaja ..y a mí, qué! tengo abogado!.. jaja..â? y de pronto he vuelto al ayer, al ayer de hace 8 años….rnrn He vuelto a ser el joven recién licenciado que comenzaba a luchar en la vida, el joven que acompaña a su hermosa pareja a comprar unos pantalones.rnrn ¿Que tal te quedan cielo?rn Pasa al probador y dime que te parece, por favor.rn Te quedan muy bien, estás muy guapa.rn ¿Si? ¿No me marcan mucho las caderas?rn ¡No seas tonta! ¡para nada! Además, ¡me gustan tus caderas!rn ¿A siiii? Jijiji, vaya, vaya â?? y pícaramente me abrazas por la cintura y me besas.rn Cuidado, van a vernos, jaja, ¡igual nos detienen por escándalo público!rn ¡Y a mí, qué! ¡tengo un buen abogado! ¿o no? Jajaja â?? dices mientras vuelves a besarme.rnrn Evidentemente la cosa no pasó a mayores, solo unos besos y unas caricias furtivas, lo justo para decidir que no nos apetecía seguir de compras sino que queríamos amarnos. Compramos los pantalones y salimos de la tienda como dos quinceañeros que acaban de descubrir el amor.rnrn Fuimos a mi casa de entonces, si es que puede llamársela casa, ¿la recuerdas? seguro que sí, aquél minúsculo estudio tan frío en invierno y tan caluroso en verano, pero a quién le importaba por aquellas fechas, éramos jóvenes y buscábamos independencia y libertad.rnrn Subíamos las interminables escaleras parándonos en cada rellano para besarnos y acariciarnos, también para escandalizar a alguno de nuestros vecinos, ¡eso te encantaba! Llegábamos a casa sudorosos de las escaleras pero también de nuestros arrumacos.rnrn Abre el Castillo â?? solías decir al llegar a la puerta.rn rn Una vez en casa yo solía llevar las compras a la cocina y a la habitación, mientras tú, remolona, te tumbabas sobre el raído y tremendamente cómodo sofá de nuestra sala de estar.rnrn Me acercaba a ti y te besaba, los labios, la nariz, los pómulos, el cuello y las orejas, y tú suspirabas o reías según las travesuras que hiciera.rn Mis manos acariciaban tus pechos, se metían entre tu camisa y acariciaban la sensible piel de la aureola de tus pezones. Los dos sudábamos y tú hacías aquellos ruiditos que yo solía llamar ronroneos de gata.rn Una de mis manos desabrochaba los botones de tu pantalón y mis dedos, como hormigas se desplazaban lentamente hacia tu entrepierna. Me gustaba acariciarte con lentitud, con parsimonia, primero muy suavemente sobre tus braguitas, sintiendo a través de la tela de éstas cada pliegue de tu sexo, notando como poco a poco la humedad impregnaba tu ropa interior hasta empaparla.rn Una vez conseguido esto, mis dedos se volvían mas atrevidos y querían el contacto directo de tu piel, acariciaban tus labios vaginales en un dulce vaivén, tus gemidos subían de tono y perlas de sudor aparecían en tu rostro.rn Los movimientos se volvían más rápidos, tu vulva era un pequeño y oloroso estanque en el que mi mano no dejaba de surcar, y entonces buscaba el botón mágico, un clítoris que había ido creciendo poco a poco hasta ser una pequeña roca dura y tremendamente sensible, mis dedos en ese momento se dedicaban por completo a él, lo acariciaban con dulzura, sin pausa pero con distintos ritmos.rn Tu ojos y tu boca siempre me indicaban cuando estaba haciendo las cosas bien y cuando querías otra cosa. Y en ese instante me indicaban que el estallido estaba muy cerca de producirse. Aceleré el ritmo de mis caricias a tu clítoris, ahora lo acariciaba con mi dedo pulgar, mientras mi dedo corazón se introducía en las profundidades de tu vulva penetrándote lentamente y rozando circularmente las paredes de su interior.rn Gemiste roncamente, y te mordiste el labio inferior, era el momento, aumenté el ritmo todo lo que pude, mi dedo te penetró lo más profundamente posible y entonces el volcán se puso en erupción, te derramaste en mi mano a la vez que nos besábamos.rn Nos miramos a los ojos, me gustaba contemplar tu rostro después de haberte masturbado, esos largos rizos rojos tuyos despeinados, esos ojos verdes acuosos, tu cara perlada en sudor, esas mejillas sonrosadas y esos labios carnosos y tentadores.rnrn Contigo nunca es igual, siempre consigues que llegue un pasito más lejos, cada día experimento sensaciones nuevas y maravillosas.rn También tú me haces sentir y desear cosas nuevas y maravillosas, mi vida.rnrn Volvimos a besarnos durante unos instantes de forma apasionada. rn Te pusiste de rodillas sobre la alfombra y tu perturbadora sonrisa lo dijo todo antes de que sucediera. Yo sentado en el sofá, tus manos desabrochando la hebilla del cinturón y los botones de mi pantalón, nuestros ojos fijos los unos en los otros. rn Me desnudaste de cintura para abajo sin apenas darme cuenta, tus ligeras y finas manos comenzaron a acariciar mi sexo aún dormido, la temperatura de mi entrepierna comenzaba a aumentar, acariciabas mis testículos con verdadera maestría, tus largos dedos comenzaron una lenta masturbación.rn Mi sexo comenzaba a despertarse, tus manos se desplazaban con pasión sobre el tronco de mi pene, mi excitación aumentaba de forma exponencial, me mirabas a la cara y me decías palabras hermosas.rn Tu boca se aproximaba a mi ya tremendamente erecta polla, noté tu aliento antes de que tus labios aprisionaran mi glande, la calidez de tu boca dio cobijo a la prácticamente totalidad de mi pene y un escalofrío recorrió mi espalda como si de una descarga eléctrica se tratara.rn Tu lengua se desplazaba por mi sexo como una seductora serpiente por su territorio de caza, jugabas con cada pliegue de mi pene, martirizabas lujuriosamente mi glande sorbiéndolo como si de un chupa-chups se tratara. Tu lengua, tus labios, toda tu boca lubricaba mi sexo, te gustaba el sexo oral y eso se notaba.rn Contemplarte ante mí, arrodillada entre mis piernas, practicándome esa fantástica felación me hacía sentirme en una nube.rn Te gustaba que pusiera mi mano sobre tu cabeza, no para marcarte el ritmo de las penetraciones, que era algo que tú decidías y controlabas absolutamente, sino para que te acariciara el cabello y la nuca. Notar como mi polla entraba y salía de tu boca era una delicia, tus dientes me hacían cosquillas de vez en cuando, notaba cada rincón de tu paladar, tu saliva se deslizaba por todo mi pene, me volvías auténticamente loco.rn De pronto te paraste y me miraste.rnrn Quiero más â?? eso fue todo, no dijiste más.rnrn Yo sabía a qué te referías, en alguna otra ocasión ya me lo habías pedido y yo no te podía negar nada.rn Te desnudaste por completo mientras yo lanzaba mi camisa a una esquina del cuarto. Me tomaste de la mano y me llevaste hasta la cocina, te apoyaste en el quicio de la puerta de espaldas a mí y te abriste de piernas.rn Me pegué a tu espalda, te besé el cuello, mordí dulcemente tus hombros, mientras notabas la calidez de mi sexo en contacto con tu culo.rn Tomé mi polla tremendamente dura y ardiente, y la aproximé a tu sexo, primero solo acariciando tus bellos labios vaginales, separándolos lentamente y de pronto y con un firme y seco golpe de cintura te penetré casi completamente, un gemido salió de tu garganta, como si hubieras exhalado de golpe todo el aire de tus pulmones. Mis manos se aferraban a tus pechos, los amasaban, martirizaban tus duros pezones. Y comencé a penetrarte a un ritmo seco, duro, firme, penetraciones profundas.rnrn Lo necesito, lo necesito más aún â?? me suplicaste girando tu cabeza.rnrn Yo entendía que el ritmo ya era bastante duro pero tú me pedías más rudeza en mis penetraciones y te complací. Comencé un ritmo infernal, profundo y rudo como nunca antes. Nuestros gemidos eran intensos, mientras una de tus manos se apoyaba en la marcación de la puerta la otra clavaba sus uñas en mis glúteos exigiéndome más a cada momento. El ritmo era frenético, tu vulva estrujaba mi pene, lo absorbía, lo devoraba, así permanecimos durante mucho tiempo, me costaba correrme cuando querías hacerlo así, mi cuerpo no se acostumbraba a la rudeza que querías, de todas formas mas tarde o temprano el final tenía que llegar y llegó, estallé en tu interior, notaba como mi semen salía a borbotones dentro de ti, y allí nos quedamos los dos, inmóviles, mi cabeza recostada en tu espalda, desnudos ambos, con la claridad que atravesaba los visillos de la cocina iluminándonos.rnrn Es extraño lo que una frase te hace recordar, aquí, en medio de estos grandes almacenes, por unos segundos he vuelto a estar contigo, he vuelto al ayer.rnrnrnP.D.: Para cualquier opinión o pregunta, o simplemente para charlar, bien por e-mail o en el msn el_suspense@hotmail.comrnrnrnrnrnUn fin de semana hace diez añosrnrnrn Siempre recordaré aquel fin de semana, está tan presente en mi memoria que parece haber sucedido ayer, cuando lo cierto es que han pasado ya diez años. Aún en ocasiones cuando escucho tu nombre â?? Cristina â?? me giro para intentar descubrir si eres tú.rnrn Fue un verano extraño, me había pasado la mayor parte del mismo con unos amigos en la Sierra, nuestra intención era hacer escalada y montañismo, y así transcurrió casi todo el verano, pero cuando el mes de septiembre se aproximaba recibí una llamada de mis abuelos, una nostálgica llamada que me hizo recordar mis veranos de niño en el norte de España y decidí aceptar la invitación para pasar un fin de semana con ellos.rnrn El pueblo parecía no haber cambiado mucho, múltiples casitas diseminadas por todas partes, colores luminosos, el puerto con sus barcos pesqueros de muy diversos tamaños y el bullicio de la gente entre los distintos puestos del mercadillo del casco antiguo. Todo como una postal sacada del tiempo.rnrn Abrazos y charla con la familia lo primero, hacia mucho que no les veía y después, era más que evidente que necesitaba un corte de pelo, y es que mes y medio en la montaña había hecho estragos en mi cabello.rnrn Llegué a una coqueta peluquería y me decidí a entrar, allí te descubrí, allí me quedé alelado contemplándote, tu pelo rubio lleno de rizos, esos ojos verdes profundos y expresivos, esa boca carnosa siempre sonriente. Te dirigiste a mí con una bata blanca mojada y salpicada de jabón.rnrn- ¿Qué desea?, tu voz me despertó de mi embelesamiento.rn- Quería cortarme el pelo, ¿puede ser?rn- Si claro, pero has de esperar unos minutos, enseguida estarán contigo, puedes sentarte y leer algo si te apetece.rn- Gracias.rnrn Mientras esperaba te observé mas detenidamente, no solo te encargabas de recibir a l@s clientes, también lavabas los cabellos de aquell@s que esperaban su corte de pelo. Aunque era una peluquería Unisex lo cierto es que yo era el único varón que había, así que la mayoría de las mujeres charlaba animadamente sobre distintos asuntos.rnrn Me acompañaste a la silla para el lavado y yo te seguí como un cordero que va al matadero, el agua templada empapaba mi pelo, tus manos lo acariciaban. Tus dedos me enjabonaban, ensortijaban mi cabello con caricias relajantes, te movías detrás de mí con soltura y movimientos felinos. Tus pechos rozaban de vez en cuando en mi espalda y yo cerraba mis ojos como en un duerme-vela intentando controlar mi erección a la vez que deseando que aquello no terminara nunca.rnrn Todo tiene su final, y yo iba a que me cortaran el pelo, así que la peluquera llegó y llevó a cabo su tarea, tú mientras atendiste a otra cliente y ya no te vi. rnrn Una vez terminado pague y me fui.rnrn Eran las diez de la noche, estábamos en una terraza cerca del puerto y de repente te volví a ver, radiante, como una estrella luminosa, te acercaste a mi mesa y saludaste a uno de mis primos y este nos presento. Me perdí en tu mirada, fue como caer en un pozo profundo, sin fondo casi.rnrn Habíamos tomado unas copas y decidimos pasear, mis primos se detuvieron al rato a charlar con unas amigas y mientras nosotros continuamos el paseo. Casi no hablábamos, solo caminábamos y nos mirábamos, miradas penetrantes que decían tanto y a la vez nada. Me cogiste del brazo y sentí tu calor en mi costado, unos metros mas adelante tiraste de mí y me condujiste por una callejuela estrecha y oscura, me deje llevar como si fuera una cometa.rnrn En un recodo de aquella calleja había un pequeño parque, unas flores, un par de bancos y una solitaria mimosa. Nos sentamos y me miraste a los ojos. Acerqué mis labios a los tuyos y nos besamos, dulcemente al principio, saboreando nuestros labios, explorándonos con las lenguas, pequeños mordiscos y juegos nos llevaron a besos más frenéticos y apasionados, acariciaba tu pelo mientras tu lo hacías con mi espalda. Tu cuello era suave como si de seda se tratase, lo acaricie y luego dirigía allí mis labios, te bese, te lamí, tu respiración se hizo más dificultosa, de tu garganta salían pequeños y casi imperceptibles gemidos.rnrn Mis manos bajaron a tus pechos, los acariciaban sobre tu vestido negro, notaba como tus pezones se erizaban bajo tu delicado sujetador, los acaricie, los amasé, los estire y los hice balancearse, tus gemidos subieron un poco de tono, y de repente, te levantaste, te sentaste sobre mí.rnrn Ahora eras tú quien llevaba la iniciativa, llevaste tus manos a tu espalda y soltaste el sujetador, me miraste a los ojos, mis manos bajaron los tirantes de tu vestido y también los de tu sostén. Ante mía aparecieron dos pechos hermosos, como dos copas de champagne, con dos grandes y oscuras aureolas coronadas por dos pezones prominentes.rnrn Mis labios se acercaron a ellos, los besaron, mi lengua jugaba con tus pezones, los lamían, los chupaban como si en ello me fuera la vida, tu cuerpo temblaba, sudabas y yo me bebía tu sudor, te acariciaba y tu te movías como una serpiente sedosa.rnrn Tus manos bajaron a mi pantalón, lucharon y vencieron a mi hebilla, desabotonaron uno a uno los botones de mi bragueta y tu mano entro dentro de mis pantalones, acaricio mi sexo sobre mis boxer.rnrn- Oh Dios, Cristina me matas.rn- Tu consigues que me derrita.rnrn Tu mano penetro bajo mi calzoncillo y tomo con dulzura mi sexo ya en bastante erección, lo acariciaste suavemente, un dulce y ligero vaivén. Sacaste mi pene a la luz de la luna y las estrellas y mientras yo te besaba los pechos comenzaste una lenta y rítmica masturbación. Tus dedos se desplazaban sobre el tronco de mi pene como si eso fuera para lo que estuvieran hechos, jugabas con mi glande y hacías que me estremeciera de placer, alterabas el ritmo de tu mano para que mi sexo no se acostumbrara y estuviera siempre al máximo de excitación. Yo te chupaba los pezones con avidez, con fiereza, comiéndomelos, casi mordiéndolos. Tu mano aumentaba el ritmo y yo me moría de placer.rnrn Te bajaste de mis rodillas, y me miraste con esa sonrisa pícara y burlona, te inclinaste sobre mí y cuando tus labios aprisionaron mi glande creí desmayarme de gusto. Tu lengua jugaba con él, recorría toda la longitud de mi pene, lo lamías con pasión y provocabas en mí gemidos descontrolados. Sujetaste mi sexo por la base y lentamente fuiste engullendo todo mi pene, notaba tu lengua, tu paladar y las cosquillas que tus dientes hacia sobre la sensible piel de mi sexo. Mientras y debido a la postura, yo solo podía acariciar tus pechos, y lo hacía con una pasión descontrolada. Tu boca tragaba todo mi pene hasta casi la base, y luego volvía a subir hasta mi glande, pero sin sacarlo de tu boca, tu lengua me volvía loco, y la operación se repetía continuamente, cada vez con un ritmo mas acelerado, el placer era enorme, cada vez más difícil de controlar, estaba a punto de estallar y te avisé de que me iba a correr, separaste tu boca de mi pene y te apartaste un poco de lado, tus manos siguieron masturbándome hasta que una increíble descarga salió de mí, me corrí como nunca antes lo había hecho, varios y espesos chorros salieron como si de cohetes se tratase y tu mientras seguías masturbándome, me vaciaste por completo, sudaba a mares, cogiste un pañuelo de papel y dulcemente me limpiaste las gotas de semen que quedaban en mi pene, volviste a chuparlo y lamerlo hasta dejarlo limpio y brillante y me miraste a los ojos.rnrn- Jesús, es tarde ya, he de irme, lo siento, espero verte mañana.rn- Cómo vas a irte ya?! Aún no, quiero hacerte el amor, no puedes irte, no me dejes!rn- Lo siento de veras, no puede ser, mañana, mañana habrá más, te lo prometo, ha sido maravilloso y mañana seguro que será mejor, ten paciencia, no seas glotón. Me dijo burlonamente.rn- Joder, no podré descansar pensando en ti!! Las horas hasta mañana se me harán eternas!!! Te necesito!rn- Sé paciente, me tendrás, pero ha de ser mañana. Me besaste y nos fundimos en un apasionado y húmedo beso, te costo que me separara de ti, me dijiste adiós y te fuiste. Unos metros más allá te giraste de nuevo y me lanzaste un beso.rn- Búscame por la zona del puerto por la mañana. Me dijiste como despedida y te volviste a ir corriendo.rnrn Después de esta noche maravillosa me quede unos minutos sentado en el banco, pensando en lo que había pasado y sobre todo, lo que me depararía el día siguiente. Tras un rato me puse en pié y me fui caminando lentamente hasta casa donde me acosté y disfruté de un reparador sueño.rnrn Los rayos del sol se filtraban por mi ventana y daban directamente sobre mi cara, me desperté perezosamente y mire el reloj, eran las 10:30 de la mañana, la noche había pasado rápidamente y tan solo la ritual erección matutina me recordó que no había sido un sueño. Me levanté y decidí hacer algo de footing y mis tablas de ejercicios, una vez de vuelta en casa una estupenda ducha y un frugal desayuno terminaron de despertarme.rnrn Me vestí y bajé paseando hasta el puerto, deambule de un lado a otro, viendo los barcos que llegaban a puerto y aquellos que se hacían a la mar, también observé como los camiones frigorífico recogían las mercancías que habían comprado y que transportarían a diversos lugares. El tiempo pasaba y no te veía por ninguna parte, temí que no aparecieras, un escalofrío de temor al pensar que no te volvería a ver recorrió mi cuerpo. rnrn Y de pronto, a lo lejos, te vi, como una nube, como una nube de algodón de las ferias, vestías un traje blanco inmaculado que la brisa marina agitaba al igual que los rizos de tu cabello, tu sonrisa siempre hermosa me descubrió y me hiciste señas con tu mano, esa mano que la noche anterior me había proporcionado tanto placer.rnrn Me acerqué a ti y me besaste en la comisura de los labios, había olvidado cual era tu olor y al estar nuevamente a tu lado tu fragancia me embriagaba.rnrn- Iremos a pasar el día a Cala Oscura, he preparado algo para el almuerzo, está en el coche. Tiraste de mí en dirección a un renault5 azul.rnrn- Está bien, tú mandas, eres mi cicerone. rnrn Me llevaste por una angosta carretera que bordea la costa hasta llegar a un pequeño acantilado, aparcaste a un lado de la carretera y me indicaste el camino que serpenteaba en dirección a la pequeña cala que se intuía desde lo alto del precipicio. Con precaución bajamos hasta la playa, allí me encontré con un hermosa y pequeña playa de arena grisácea, estiramos nuestras toallas y pusimos a resguardo del sol la cesta con el almuerzo.rnrn Comenzaste a desnudarte, como si fuera lo más natural del mundo, era como un sueño, estabas ante mí como una ninfa, desnuda, hermosa.rnrn- Cierra la boca o te entrarán moscas, jajajaja, y ¿a qué esperas?, ¿no vas a desnudarte?, aquí nadie nos molestará, podemos hacer nudismo. Me dijo mientras yo la miraba embelesado y algo atolondrado.rnrn Me desnude sin apenas darme cuenta, como lo más natural del mundo te acercaste a mí y me empezaste a poner protector solar, por mi cara, mis hombros, mi pecho, por todo mi cuerpo. Después fui yo quien te puso el protector, repartiendo la crema por todo tu cuerpo, acariciaba tus brazos, tus pechos, tu vientre, dando a tu cuerpo un color brillante, me besaste de nuevo, esta vez en los labios, fugazmente, como un suspiro.rnrn- Tumbémonos a tomar un rato el sol. rnrn Y así lo hicimos, mientras tomabas el sol yo te observaba, te admiraba, te comía con mi mirada. Mientras tu leías yo me recreaba en tu cuerpo, estudiando cada centímetro de tu piel, cada pliegue, cada peca o lunar.rnrn Al cabo de un rato cerraste el libro que leías y decidiste que era un buen momento para bañarse, me cogiste de la mano y me llevaste al mar, estaba fría pero te zambulliste como una sirena, nadamos un poco pero enseguida nos acercamos y comenzamos a besarnos, nuestros cuerpos se acariciaban entre sí y se balanceaban al ritmo de las olas, mis manos aprisionaban tus pechos con lujuria, tu boca lamía mi cuello mientras tus manos acariciaban mi culo y hacían que me acercara más y más a ti. Mi pene rozaba tu vientre y nuestras caricias hacían que la temperatura del mar aumentase. Te acerqué aún más a mí y tus piernas aprisionaron mi cintura, sentía tu sexo sobre mi vientre, ardiente, palpitante.rnrn- Hazme el amor en la orilla, hazme el amor eternamente, como si el mundo no existiera, como si solo quedáramos tú y yo, como si el tiempo no existiera, como si no hubiera mañana ni ayer, tan solo el ahora… Me susurraste al oído mientras me mordías la oreja.rnrn Así como estabas, anudada a mi cintura, te acerqué a la orilla, donde las ligeras olas del mar rompían con la arena, apoyé tu espalda sobre la arena, te miré a los ojos y te bese, te bese como si la vida me fuera en ello. Tus manos acariciaban mi sexo ya erecto y las mías jugaban con el tuyo, acariciaba tus labios mayores, surcándolos de arriba abajo, despacito y muy suavemente, como separando los pétalos de una hermosa y delicada flor, después acariciaron tus labios menores más sensibles y rosados, para por fin acariciar tu clítoris ya prominente.rnrn Me separé de ti, y baje mi rostro por tu vientre hasta alcanzar tu sexo, tu olor penetrante me emborrachaba, bajé mis labios a tu sexo y lo bese, jugué con mi nariz a abrir tus labios vaginales y con mi lengua acaricié tu clítoris, primero en arriba y abajo, luego en círculos y por fin con mis labios en forma de â??Oâ? atrapé tu clítoris mientras lo acariciaba y lamía con mi lengua, tus piernas se cerraron sobre mi cara, tus gemidos eran maravillosos, la humedad de tu sexo cada vez era mayor. Mi dedo índice se aproximó a la entrada de tu vagina, y mientras mis labios y mi lengua se entretenían con tu botoncito mágico, mi dedo te comenzaba a penetrar despacio, lentamente, haciendo círculos mientras entraba y rozando todas las paredes de la vagina, te penetró hasta el fondo y de tu garganta salió un ronco gemido de placer, a mi dedo índice le siguió el corazón y mas tarde el anular, cada vez el ritmo con el que mis dedos te penetraban era mayor y cada vez faltaba menos para que tu cuerpo estallara como un volcán en erupción. Unas contracciones de tu vientre y de tus muslos me anunciaron lo que tanto ansiaba, tus jugos comenzaron a salir de tu sexo como de una catarata para correr por tus muslos y nalgas como múltiples riachuelos. Lamí y bebí con fruición, como si estuviera en medio del desierto.rnrn Levanté mi cara de entre tus piernas y te mire, sudorosa, colorada, pero con una sonrisa de placer enorme en tu cara. Me acerqué a tu rostro y te bese, giraste sobre mi cuerpo y quedaste sobre mí.rnrn Lamiste mi pecho y tu mano bajó por mi vientre hasta alcanzar mi sexo ya en plena erección, te pusiste de cuclillas sobre mí, aproximaste mi pene a la entrada de tu vagina y lentamente te fuiste dejando caer, penetrándote dulcemente, sintiendo como entraba cada centímetro, hasta que la penetración fue completa, te quedaste unos segundos completamente quieta disfrutando de esa sensación y luego poco a poco comenzaste a moverte, arriba y abajo, y haciendo círculos a la vez, marcando el ritmo, llevando las riendas de la penetración y cabalgándome como una experta amazona. Así nos pasamos un buen rato, tu me llevabas al extremo en que estaba a punto de eyacular y luego te parabas y me impedías terminar, para continuar nuevamente, un dulce martirio. Cuando tu ya estabas a punto de volver a correrte, aceleraste el ritmo de nuestra penetración, me cabalgabas como si fueras al galope tendido por una pradera.rnrn- Ohh Dios!, Ohh Dios!, que placer!, me voy a correr, vente conmigo, intentemos llegar los dos a la vez, mi vida!!! Ohhhrnrn- Si cielo, los dos a la vez, yo también me voy a correr!!, ufff, Diosssssss!! Siiiii.rnrn Y así como dos animales en celo, locos de pasión y lujuria llegamos al orgasmo los dos a un tiempo, y como dos cuerpos desmadejados, pero unidos, nos dejamos desfallecer sobre la arena mojada.rnrn Decidimos reponer fuerzas y para ello almorzamos unos sándwichs que habías preparado para almorzar con unas cervecitas frías, había hambre.rnrn- Después de hacer el amor siempre me entran ganas de comer, jajaja. Dijiste con esa hermosa sonrisa tuya.rnrn Tras el almuerzo paseamos un rato, siempre viene bien para hacer la digestión, y así, durante casi dos horas, pasamos el rato caminando y charlando de trivialidades.rnrn Volvimos a la playa.rnrn- Vamos al agua, me apetece un chapuzón.rnrn Nadamos y jugamos durante un rato en las aguas de aquel mar Cantábrico que tanto añoro. Yo fui el primero en salir, me tumbe sobre la arena y me dedique a ver las tonterías que hacías en el agua.rnrn A los pocos minutos salías del mar, como si de una sirena se tratase, hermosa, altiva, serena. Me besaste, sabías a mar. Nuestros cuerpos rodaron por la playa, rebozándonos en la arena pero sin separar un milímetro nuestros labios.rnrn Y todo comenzó de nuevo, los juegos, las caricias, la pasión, la entrega absoluta. Tus pechos bailaban siguiendo un ritmo acompasado, tus caderas se movían como si hubieran sido creadas solo para hacer el amor, tu sexo me inundaba, me exprimía, mi pene era absorbido por tu vagina, oprimido contra las paredes de tu sexo, rozando sus paredes en un acompasado balanceo. Penetraciones largas, profundas y cálidas, gemidos, lamentos, susurros. Así se nos pasó la tarde.rnrn Tuvimos que volver al pueblo, era tarde ya. Decidimos vernos después de la cena en la terraza junto al Ayuntamiento.rnrn A las 23:00 coincidimos en el lugar acordado, yo iba con mis primos y algunos de sus amigos, tú llegaste con algunas de tus amigas, todos nos sentamos juntos y disfrutamos de la noche entre charlas y copas.rnrn- Mañana me voy. Te dije en un aparte.rnrn- Vámonos de aquí, escapémonos al espigón. ¡Tu sonrisa, siempre tu hermosa sonrisa y esa forma tuya de apartarte los rizos de la cara!rnrn Nos escabullimos del grupo, no se dieron ni cuenta o eso nos pareció, tampoco nos preocupaba. Agarrados de la cintura atravesamos el puerto en dirección al espigón, allí, abrazados contemplamos las estrellas y las olas que rompían embravecidas contra las rocas.rnrn Nuestras bocas se buscaban, teníamos ansiedad el uno del otro, tu saliva saciaba mi sed, nuestras lenguas batallaban como si de espadas se tratase. Te pusiste en pie y lentamente metiste tus manos bajo el vestido y te quitaste las bragas. Desabotonaste mi pantalón y me lo bajaste junto con mis calzoncillos, y te sentaste sobre mí.rnrn Tus manos aprisionaron mi pene, tus dedos lo recorrían de arriba abajo, masturbándome como nunca nadie lo ha hecho. Mis manos mientras acariciaban tu hermoso culo bajo tu vestido, te acariciaba intensamente, notaba tu sexo palpitante y húmedo.rnrn Acercaste tu boca al mástil en que se había convertido mi sexo y lo engulliste como si la vida te fuera en ello, empapándome con tu saliva que caía por las comisuras de tus labios goteando sobre mis testículos, lamías y besabas con frenesí, con glotonería, hacías que me volviera loco, que perdiera la noción de todo.rnrn Mis manos te cogieron de la cabeza, te separaron de mi pene ya absolutamente lubricado y con una imponente erección. Te bese, te lamí el cuello y también los pechos, y chupé de tus pezones como si volviera a ser un niño. Mientras tú, levantaste un poco tus caderas, con tu mano izquierda abriste tu sexo y con la derecha aproximaste mi pene a la entrada de tu vagina. Y yo, despacito, fui empujando mis caderas, disfrutando de la presión que tu sexo ejercía sobre el mío, hasta que estuviste completamente penetrada. Te hice el amor como un loco, como si fuera el día del juicio final (porque lo cierto, es que para mí, era como si lo fuese), te empalé como nunca antes lo había hecho con ninguna otra mujer, mi pene entraba completamente y salía casi por completo, el ritmo era alto, y cada vez iba a más, hasta llegar a ser casi infernal. Gemías, casi gritabas, y yo continuaba penetrándote sin descanso, sin tregua alguna, tu sexo me empapaba, habías tenido ya un par de orgasmos y mi pene seguía perforándote, horadando tu interior, hasta que por fin, los dos llegamos a un orgasmo casi conjunto que nos inundó por completo. Quedamos completamente exhaustos, tu cuerpo sobre el mío, y yo aún dentro de ti.rnrn Jamás he vuelto a hacer el amor como aquel día, jamás.rnrn Se había hecho tarde, al día siguiente tenía que madrugar para coger un tren, era el momento del adiós, aunque ninguno de los dos quería reconocerlo.rnrn- No te despidas de mí, no me gustan las despedidas, tan solo un â??hasta luegoâ? o un â??ya nos veremosâ?, pero nada más. Me besaste por última vez, con los ojos húmedos y brillantes, te diste la vuelta y corriste, sin volver la vista atrás, sin dejarme decir nada, aunque nada había que decir.rnrn Y ese fue el final. Hoy, casi diez años después, te recuerdo con melancolía, aquí, sentado nuevamente en el espigón donde hicimos el amor por última vez, en el último lugar donde te vi.rnrnrnPara cualquier opinión, o para lo que gustéis: el_suspense@hotmail.comrnrnrnrnrn¿Una Fantasía o Realmente Sucedió?rnrnSed de ti me acosa en las noches hambrientas.rnTrémula mano roja que hasta su vida se alza.rnEbria de sed, loca de sed, sed de selva en sequía.rnSed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas.rnrnPor eso eres la sed y lo que ha de saciarla.rnCómo poder no amarte si he de amarte por eso.rnSi ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.rnCómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.rnSed de ti, sed de ti, guirnalda atroz y dulce.rnSed de ti, que en las noches me muerde como un perro.rnLos ojos tienen sed, para qué están tus ojos.rnrnLa boca tiene sed, para qué están tus besos.rnEl alma está incendiada de estas brasas que te aman.rnEl cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.rnDe sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.rnY en ella se aniquila como el agua en el fuego.rnrnPablo Nerudarnrn ¿Ha sucedido realmente o acaso tan solo ha sido un sueño?, eso es lo que ahora me pregunto aquí tumbado en la cama de este hotel sin nombre, la luz de la mañana se filtra por la ventana desperezando las tinieblas de mi habitación, mientras, yo intento asimilarlo todo y cerciorarme de si ha sido una fantasía o algo real, y mi mente comienza a despertarse y a recordar como ha sucedido todo desde el principio.rnrnApareciste en mi vida a través de una ventana en mi ordenador, la lectura, o más concretamente la escritura, fue nuestro nexo de unión al principio. Desde ese primer contacto me di cuenta de que eras una mujer muy especial, tu forma de hablar, de escribir, de expresar tus sentimientos, todo en ti rebosaba sensibilidad a flor de piel.rnrn Nuestras conversaciones eran cada vez más extensas y distendidas, nos contábamos nuestras inquietudes, problemas e ilusiones ante la vida, cada día nos conocíamos un poco más. Me encanta oírte hablar de tu familia, hay pasión y orgullo de madre en la forma en que hablas de tus hijas. También intento apoyarte, quizás consolarte, en algunos momentos difíciles. Desde el principio ha habido complicidad y sinceridad entre nosotros, y eso no es algo a lo que yo esté acostumbrado, lo cierto es que suelo ser bastante distante, pero a tu lado todo es muy sencillo, todo surge y fluye como algo natural.rnrn La primera vez que te vi me enamoré de tu sonrisa, una sonrisa franca, sincera, que confiere a tu rostro una hermosa dulzura, tu mirada es profunda y directa, tu media melena morena imprime a tu cara la delicadeza de una muñeca de porcelana, tus curvas generosas muestran a una mujer madura, experimentada y segura de sí misma, sin embargo hay momentos en los que te sientes una niña con importantes carencias de afecto y amor.rnrn Procuro estar a tu lado, o quizás debería decir que procuro estar a tu altura, y aunque te parezca estúpido, así lo es en muchos momentos. Me duele cuando te sientes profundamente abatida ante los distintos designios que la vida te va presentando, me siento dolido, enfadado y celoso cuando veo que él te hace daño y te hiere con su falta de compromiso, y cuando tú aún sigues sintiendo lo que sientes por él, aún así, siempre procuro estar contigo y apoyarte en lo que puedo.rnrn Por eso ahora, aquí tumbado, intento discernir si estoy feliz porque haya sido un sueño o porque haya sucedido.rnrn Un viaje imprevisto me trajo aquí, no sabía muy bien si decírtelo o pasar por tu ciudad sin intentar verte, mis miedos e inseguridades me atenazaban, no quería descubrir que quizás no deseabas verme, pero tampoco podía dejar pasar la oportunidad de conocerte, mis entrañas se removerían por mi cobardía.rnrn Todo resultó mucho mas fácil de lo que esperaba, surgió de una forma natural, contigo siempre es así, y cuando me indicaste donde podíamos encontrarnos para conocernos mi pulso se aceleró desbocado.rnrn El día y hora señalados llegaron, y allí estaba yo, impaciente, alegre, nervioso como un quinceañero y probablemente con una cara de atontado más que notable. No estabas en el local así que pedí una copa de vino y comencé a elucubrar posibilidades, quizás te habías arrepentido a última hora, quizás algún imprevisto te impedía venir, quizás, quizás…. infinitos quizás, y en esas estaba cuando tu mano se posó en mi hombro.rnrn Un simple hola y tu sonrisa me bastaron para relajarme y serenarme, estabas preciosa con ese vestido negro, y al calor de dos copas de un exquisito y oloroso vino, charlamos y reímos durante horas.rnrn Mi estómago suplicaba de hambre, era el momento de dar un paso más, mis manos sudaban cuando te invité a cenar y tus hermosos ojos chispearon cuando aceptaste la invitación. rnrnUn taxi nos llevó a un coqueto restaurante que me habían recomendado y en el que había reservado mesa, la cena transcurrió divertida e íntima, creía ver en tu rostro miradas cómplices y en los postres me armé de valor para tomar tu mano entre las mías, noté una leve descarga eléctrica que recorría tu cuerpo, por un instante temí que retiraras tu mano pero no fue así.rnrnEra tarde ya, el tiempo había volado en tu compañía y en el restaurante ya no quedaba casi nadie, era hora de irnos así que pedí la cuenta y te pedí que me acompañaras a tomar la última copa en mi hotel, no parecías al principio muy segura de aceptar pero terminaste por hacerlo. El bar del hotel ya estaba cerrado, sugerí entonces tomar la copa en mi habitación, me miraste entonces como quien sopesa una decisión trascendental, tu mirada penetrante me traspasaba, noté como el vello de mi nuca se erizaba y de tus labios salieron aquellas palabras… â??¿estamos seguros de esta última copa?â?, â??yo lo estoy, probablemente nunca he estado tan seguro de algoâ? te respondí, entonces me tomaste del brazo y no dijiste más, no hacía falta.rnrnYa en la habitación pedimos una botella de Champagne, bajé la intensidad de las luces y puse en marcha el equipo musical. Brindamos por nosotros, por el día juntos, por los relatos que nos habían unido… estabas bellísima, seductora, tentadora, en mi mente te asocié con una orquídea, no me preguntes porqué pero fue así, tu perfume me embriagaba.rnrnTe tomé de la cintura y comenzamos a bailar mientras sonaba un bolero, notaba los latidos acelerados de tu corazón contra mi pecho, nos mirábamos a los ojos para retener por siempre ese instante, apoyaste tu cabeza en mi hombro y mis labios bajaron hasta besar tus hombros desnudos para luego continuar por tu cuello y por fin el tan ansiado beso, tus labios jugosos, tu lengua juguetona y tu sabrosa boca. Te sonrojaste levemente y en ese instante me pareciste el ser mas hermoso y maravilloso de la tierra.rnrn Te guié hasta la habitación y allí, estando el uno frente al otro, tomé tus manos para que fueran éstas quien desabotonaran mi camisa, lo hacías lentamente pero con seguridad hasta hacer que me desprendiera por completo de ella, tus manos recorrían mi torso y mi espalda. rnrnLuego fueron mis manos las que se posaron en tus delicados hombros para tomar los tirantes de tu vaporoso vestido negro, tus ojos se cerraron a la vez que tu vestido caía lánguidamente al suelo dejando ante mí a una hermosa mujer envuelta en un conjunto negro de ropa interior. Me acerque más a ti, mis manos acariciaban tu espalda al igual que las tuyas la mía, bebía de tu boca y tú de la mía. rnrn Mis dedos alcanzaron el cierre de tu sujetador y lo abrieron para posteriormente deshacerse de él y dejar a la vista unos generosos y apetecibles pechos, unos pechos de piel extremadamente suave, con grandes aureolas algo más oscuras que los pezones. Mis manos se dedicaban a acariciarlos, a amasarlos dulce y cálidamente, tus pezones se volvían cada vez mas duros, erectos y apetitosos. rnrn Mientras, tus manos desabrochaban la hebilla de mi cinturón y desabotonaban mis pantalones, haciendo que éstos cayeran al suelo.rnrn Me senté sobre la cama he hice que te sentaras sobre mis rodillas, quizás mi subconsciente quería volver a la niñez, mis labios se apoderaron de tus pechos, mi lengua jugaba con tus pezones y me amamantaba de tu pasión, a la vez tu besabas, lamías y chupabas mi cuello y mis orejas. Suspirabas cuando mi boca succionaba con deleite tus pezones tremendamente duros.rnrn Te tumbé sobre la cama y me recosté a tu lado, te besaba mientras mi mano recorría tu cuerpo, bajando por tu vientre hasta detenerse sobre tu ropa interior, mi mano completamente plana presionaba sobre tu sexo con la única barrera de una delicada tela en la que ya notaba una leve humedad. Mis dedos se movían haciendo que tu ropa interior te presionara más y más cada vez, consiguiendo que tus labios íntimos se notaran nítidamente abultados y logrando que tu humedad fuera en aumento.rnrn Me puse en pie, y lentamente te fui desprendiendo de la única prenda que aún cubría tu cuerpo. Descubrí tu cuidado pubis, tu sexo sonrosado y húmedo. Coloqué mi mano sobre él, notaba su calor, mis dedos comenzaron a desplazarse por tus labios vaginales, recorriendo cada centímetro, explorando cada pliegue, tú girabas la cabeza de un lado a otro y con los ojos entrecerrados te mordías el labio inferior. Tu jugosa vulva me cautivaba, absorbía mis dedos hacia tu interior cálido y jugoso. Y entonces descubrí tu perla escondida, apenas visible al principio, mi dedo pulgar comenzó un delicado masaje que consiguió despertarla más y mas cada vez, hasta hacerla alcanzar su estado mas excitado y sensible.rnrn Me arrodillé ante ti y hundí mi cara entre tus piernas, aspiré tu perfume íntimo, mi nariz jugueteó con tu cuidado vello púbico, mi lengua exploró tu sexo con devoción, recorrió cada recoveco de tu vulva. Posé mi boca sobre tu excitado clítoris, mis labios se cerraron sobre él y mi lengua comenzó a jugar y a martirizarlo dulcemente. Tu vientre sufría numerosas convulsiones, tu sexo comenzaba a estar empapado, mis dedos exploraban tu interior mientras mi boca te llevaba a distintas etapas del placer, tu interior es jugoso, cálido, suave y muy viscoso y húmedo, mis dedos entraban y salían con distintos ritmos, a veces solo uno, otras veces dos y en ocasiones incluso tres. Quería llevarte donde nunca antes imaginaste llegar, tus gemidos aumentaban de tono, tu cuerpo indicaba que tu orgasmo estaba próximo, aumenté el ritmo de mis caricias, mis labios y mi lengua succionaban y lamían con más ahínco y de pronto estallaste mágicamente.rnrn Te sentaste sobre la cama y nos besamos mientras yo aún permanecía arrodillado ante ti, me puse de pie y mientras nos mirábamos, tus delicadas manos comenzaron a bajar mi boxer, me desprendí de él, tus dedos tomaron mi ya excitado sexo y comenzaron unas lentas caricias por todo su tronco, desde la base hasta su cima. rnrnAproximaste tu cara a él y note como tu lengua comenzaba a recorrer en círculos mi glande, una descarga eléctrica recorrió mi espina dorsal, tu lengua recorrió suavemente todo mi pene, dejando a su paso un fino hilo húmedo. Tus labios se apropiaron mas tarde de mi sexo, cerrándose sobre mi glande y succionando con auténtica maestría, lentamente mi pene iba entrando más y más en tu boca, controlabas completamente el ritmo y la profundidad de las embestidas. Tu boca, tus labios, tu lengua hacían estragos sobre mi pene. Lo hacías bien, muy bien, mi placer era tremendo. No recuerdo cuanto tiempo permanecimos así, pero fue maravilloso.rnrn No quería derramarme en tu boca así que cuando intuí que el final estaba cerca separé tus labios de mi pene. Me miraste sorprendida, como una niña a la que le quitan su juguete, te sonreí y te bese.rnrn Nos acostamos sobre la cama enlazados los dos, besándonos, lamiéndonos, acariciándonos como dos animales en celo. Me coloqué debajo de ti, mis dedos acariciaron tu sexo, ronroneaste como una gatita, tomaste mi tremendamente excitada polla y la dirigiste con maestría hacia tu vagina, la penetración fue lenta y muy placentera, tu jugosa vulva se cernía sobre mi pene magistralmente y tu lubricación era mágica. Eras tú quien controlabas el ritmo, la intensidad y la profundidad de mis penetraciones, mis manos se alternaban en acariciar tus hermosos pechos y en ocasiones acariciaban tu clítoris para masturbarte a la vez que te penetraba.rnrn Tras algún tiempo en esta posición, rodamos sobre la cama y yo me situé sobre ti, ahora era yo quien llevaba el control, me gustaba hacerte rabiar y desear mayor ímpetu en la penetración, pero teníamos todo el tiempo del mundo para gozar. A veces sacaba casi por completo mi pene de tu interior y tardaba en volver a la calidez de tu vulva y tú entonces me tomabas de los muslos para atraerme a tu interior. Estabas preciosa, tu rostro empapado en gotas de sudor, tus ojos mas abiertos de lo que nunca lo habían estado, tus labios gruesos y rojos, tus pechos suaves coronados por unos pezones duros y tiesos como rocas y tu sexo que me absorbía, me engullía maravillosamente.rnrn Así permanecimos buena parte de la noche, alternando las posiciones de jinete y montura, alcanzando placeres nunca antes conocidos, convirtiéndonos en muchos momentos en un solo ser. Ni siquiera recuerdo el momento en el que nuestros cuerpos dejaron de estar enlazados, nos dormimos unidos, el uno aún dentro del otro.rnrn Y la mañana llegó, amanecí solo en la cama y no hay rastro de ti, ¿habrá sido una hermosa fantasía o ha sido todo real?, me giro sobre la cama y apoyo mi cara sobre la almohada y entonces un aroma a perfume llega hasta mi cerebro….. quizás….. quizás…..rnrnrnP.D.: Para cualquier opinión o pregunta, o simplemente para charlar, bien por e-mail o en el msn el_suspense@hotmail.comrnrnrnrnrnVacaciones en la Ciudadrnrnrn Salió del agua como si de una sirena se tratase, por unos segundos en los que parecía que la tierra giraba a cámara lenta, mis sentidos estaban pendientes solo de ella. No es que se tratase de una chica joven con unas medidas esculturales, no, era una mujer ya en plena madurez, estaría muy próxima a la cuarentena pero para un veinteañero como lo era yo entonces era toda una mujer, una MUJER con mayúsculas, verla subir los escalones de la piscina mientras el agua le arrollaba por todo el cuerpo era una imagen extraordinariamente sensual. Por un segundo nuestras miradas se cruzaron y una tímida sonrisa apareció en su rostro, lentamente se volvió y se dirigió a su toalla donde había otras tres mujeres de edad similar a la suya, aunque muy lejos de tener su atractivo.rnrn Estaba harto de las chicas jóvenes, Carmen era sensacional en la cama, insaciable, pero solo se la podía aguantar precisamente si estábamos jodiendo, sino era una niñata que me levantaba dolor de cabeza. Decididamente había sido un acierto no irme de

Author: CuentosCachondos

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